Que tus hijos tomen sus propias decisiones

TOMÀS NAVARRO

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Sí, sin duda, es la mejor herencia que les puedes dejar. Solemos tratar a nuestros hijos como meros apéndices y, sin ser conscientes de ello, les estamos provocando el más grande de los males, la dependencia.

Un niño puede y debe tener un criterio, de hecho todos tienen un criterio, el problema es que en muchos casos ese criterio se lo han formado desde el vacío y claro, es muy difícil que su criterio coincida con tu criterio. En cuestiones de criterios, a falta de una versión oficial, cualquier opción es buena. Así que querido lector, mejor que seas tú quien le de un buen criterio a tu hijo.

Tus hijos tienen que tomar sus propias decisiones por varios motivos. En primer lugar porque tienen que ejercitar esta habilidad básica. A lo largo de la vida tendrán que tomar miles de decisiones, cada día de su vida estarán tomando decisiones continuamente. ¿No crees que es mejor que aproveche los años más productivos de su vida, en lo que a aprendizaje se refiere, para aprender esta habilidad tan necesaria como básica?

Cuando los niños toman sus propias decisiones ganan en responsabilidad ya que asumen las consecuencias de sus actos; y este aprendizaje es crucial para aprender a tomar buenas decisiones. La obediencia no implica responsabilidad, la obediencia implica sumisión y desobediencia y compensación cuando no está la figura de autoridad.

Cuando un niño está tomando sus propias decisiones, sin saberlo, está desarrollando su capacidad analítica y mejorando sus procesos de pensamiento, especialmente los deductivos e inductivos. Enséñales a analizar el contexto y a que sus decisiones pueden variar en función de las variaciones del contexto. No le obligues a seguir rígidas normas igual de válidas un lunes que un sábado...

Cuando tus hijos tomen sus propias decisiones verás cómo se vuelven más reflexivos, pensarán con más calma e incorporarán elementos importantes en sus decisiones, sin precipitarse ni equivocarse.

Intentamos que los niños se adapten a nuestras necesidades y prioridades y nos olvidamos de dedicarles el tiempo que necesitan para que puedan aprender de nosotros. Pero lejos de no aprender, nuestros hijos nos están mirando y escuchando continuamente y aprendiendo aquello que quizás no queremos que aprendan.

No te lo puedo decir más claro, un hijo feliz es aquel que se siente seguro y una familia feliz es aquella en la que todos los miembros de la misma se sienten autónomos (ni dependientes, ni independientes). Enseña a tus hijos a tomar decisiones y hazlo con paciencia y si se equivocan recuerda que están aprendiendo, que hasta ahora no han tenido que hacer nada más que obedecer, sin pensar, sin analizar, sin poder decidir nada.

Enséñales a pensar y a decidir, dales la oportunidad de que puedan ejercitarse y permíteles que tomen sus propias decisiones, estando siempre tu a su lado, siendo tú su referente y su guía. Querido lector, toma la que será la decisión más importante de tu vida, la de imprimir un giro en la relación con tus hijos...