Feminizar la política: una necesidad urgente

JÉSSICA ALBIACH / MIREIA INIESTA

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Resulta imprescindible comenzar este artículo diciendo que la feminización de la política no pasa exclusivamente por la aparición de más mujeres en esta esfera. Pasa por democratizar desde el feminismo y por poner las necesidades de todas y todos sobre la mesa. Unas necesidades relacionadas en parte con la vida y el cuidado de las personas, una tarea hasta ahora poco valorada y invisibilizada, que los roles binaristas habían atribuido exclusivamente a las mujeres.

La feminización de la política comienza cuando ésta se vuelve feminista. Como muy bien dice Eva Illouz, feminista es un concepto radical en el sentido etimológico de la palabra: va a la raíz del ser social de la mujer. El feminismo toma cuerpo cuando las mujeres participan de los asuntos públicos. Vivimos un momento histórico en el que las mujeres forman parte del ámbito público y del político, con alcaldesas como Manuela Carmena y Ada Colau en las ciudades más importantes de nuestro país, o con vicepresidentas como Mònica Oltra. Ahora bien, los espacios políticos, concebidos por hombres, siguen siendo profundamente patriarcales. Por eso, nuestra lucha es y debe ser la transformación de las prioridades políticas, poner las personas en el centro de todas las decisiones. Feminizar la política y nueva política van de la mano.

Vaya por delante que no hay una manera específica de hacer política por parte de las mujeres. No se trata de una cuestión biológica y no hay nada parecido a unos valores determinados femeninos; así como tampoco hay una forma específica de hacer política por parte de los hombres. Pero es cierto que si no existes, si no estamos representadas, los problemas que padecemos tampoco lo están. Es importante estar presentes, porque los liderazgos compartidos, aquellos que se construyen desde la colaboración, no son únicamente mejores para las mujeres, son mejores para todos.

Las maratonianas jornadas que deben afrontar una gran parte de las personas que se dedican a la política no les permiten conciliar la vida política, laboral, familiar y personal, y esto afecta principalmente a las mujeres que, como ya hemos señalado, tradicionalmente han realizado los trabajos domésticos, de cuidados y afectos. Una tendencia que aún continúa, a pesar de la creciente implicación masculina en estas tareas. Queremos liderar Podem Catalunya para cambiarlo. En este sentido, uno de los primeros objetivos de la Secretaría de Feminismos y LGTBI será incentivar la participación de las mujeres, favoreciendo la conciliación, potenciando la corresponsabilidad entre los progenitores y haciendo posible la participación de las personas que tienen a su cargo a otras personas en situación de dependencia (mayores y niños). Se consultará telemáticamente a la militancia para fijar horarios conciliadores para reuniones y asambleas, se redactará un plan de usos del tiempo y se ofrecerá un servicio permanente de guardería durante las reuniones, actos y asambleas.

El techo de cristal con el que tienen que lidiar miles de mujeres en sus respectivas ocupaciones diarias se transforma en techo de hormigón cuando hablamos de política. Aunque Podemos es el partido con la tasa más alta de diputadas en el Congreso, el número de mujeres que acceden a puestos de responsabilidad y decisión en nuestra organización política sigue siendo escaso e insuficiente. Por eso proponemos un porcentaje que contempla una cuota 60/40 dentro del consejo de coordinación.

Por último, en Fem Podem las políticas feministas irán más allá del principio de igualdad. Nuestro objetivo es el de democratizar desde el feminismo, por eso la Secretaría de Feminismos y LGTBI elaborará e implementará políticas de género en el resto de áreas en un ejercicio de transversalización que integre todas las sexualidades, apostando también por las políticas LGTBI y huyendo del binarismo, que lee el mundo sólo en clave masculina y femenina, y por extensión de los roles de género.

Hacer nueva política también implica cambiar las reglas del juego. Es el momento de que las mujeres tomemos la palabra a Podemos y construimos una organización más feminista, pero también, más integradora y conciliadora. Sólo así podremos llegar a ser una referencia para todas aquellas personas que queremos no sólo cambiar la política, sino cambiar el mundo.