Formas de decir adiós

A todos nos llega un día en que la vida nos abandona. Es algo inevitable. Muchos son los que han dictado enseñanzas sobre ello. Steve Earle es un cantautor que ha compuesto y grabado muchos excelentes discos repletos de canciones que han sido versionadas por algunos de los mejores intérpretes de la música popular; también ha tenido tiempo de casarse seis veces, ha estado en prisión, ha actuado en series como 'Treme' y 'The Wire', en la que interpretó su canción de cabecera durante dos temporadas, ha escrito una obra de teatro, ha participado en campañas políticas y pasa por ser una de las figuras más relevantes de la música nortemericana. Un hombre, llamado 'El Springsteen del country' y que sin duda ha vivido apasionadamente cada día de su existencia.

Su primera obra literaria fue 'Doghouse Roses' y la segunda se titula igual que la última canción que escribió Hank Williams, 'No saldré vivo de este mundo', una declaración de que, al margen de como sea nuestra existencia, el final nos iguala a todos.

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Sin embargo ni es igual el camino que nos conduce hasta allí, ni lo es el modo en que lo encaramos. Hay quienes lo hacen con rabia, otros resignadamente. Los hay que intentan conservar lo conseguido y se enfadan ante la pérdida; otros nunca han tenido nada y les es igual; algunos se cabrean porque consideran que la vida no les ha dado lo que creen haber merecido; los menos consideran que su vida ha sido plena y aceptan sabiamente el final. Pero llega un día en que los amigos se van, la consideración profesional desaparece, los hijos inician su propia singladura, la salud flaquea y aunque los cuerpos engordan, nos volvemos paulatinamente más y más invisibles, hasta desaparecer.

La mayor parte de este proceso, además, se produce muchos años antes de morir físicamente, con lo que somos conscientes del deterioro y del dolor que conlleva. La excelente película 'Truman', de Cesc Gay, es todo un tratado de cómo actuar ante situaciones así, y en ella el personaje que interpreta Ricardo Darín da un ejemplo de cómo decir adiós.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Henning Mankell, creador de Wallander,","text":"\u00a0anunci\u00f3 un a\u00f1o antes de su muerte que padec\u00eda c\u00e1ncer y pas\u00f3 sus \u00faltimos d\u00edas ordenando ideas."}}Henning Mankell, creador de ese astuto, escéptico y solitario detective que es Wallander, anunció un año antes de su muerte que padecía cáncer y pasó sus últimos días ordenando ideas. Pocos años antes, quizás intuyéndolo todo, había escrito la última novela de la serie dedicada a su detective, y en la anterior, 'El hombre inquieto', ya se despedía de él dejándole en el umbral del Alzhéimer.

La BBC, de la mano del extraordinario Kenneth Branagh, inició una serie en cuatro temporadas de tres episodios al año en que cada capítulo se basaba en una de las novelas del escritor sueco. Los tres últimos han sido estrenados hace unas semanas y una vez más son excepcionales. Exquisitos en la forma, con un protagonista sencillamente perfecto, con tramas atractivas y paisajes que reflejan soledad y belleza por igual, en ellos se cuenta cómo un autor y el detective por él creado dicen lentamente adiós. El resultado duele, pero la elegancia con que se cuenta algo así de tremendo es una lección de vida inmejorable. Porque solo los que han sabido estar, conocen como despedirse.