Gracias, TC, ¡contigo empezó todo!

¿Qué pasa en Catalunya? Parece que la agitación permanente ha remitido y que incluso baja el color de la 'estelada'. Normal. La política tiene algo de teatro, hoy de serial televisivo. Hemos visto el final de un largo acto de gran intensidad que ha acabado con el asesinato político del 'president' Artur Mas cuando este creía estar culminando su epopeya. Un dramático duelo entre el gran héroe y Anna Gabriel, que encarna el levantisco mundo cupero.

Ha sonado el timbre del descanso y el público está aturdido. Se pensaba que el magnicidio --si se producía-- sería obra de Madrid y la flecha ha sido lanzada desde la retaguardia del Bages. ¿Quinta columna?

Y en otra sala ha empezado el drama de la capital de España. El veterano Mariano Rajoy, el orden incoloro, se enfrenta a los golpes de Pedro Sánchez, un joven socialista desconocido hasta hace dos días que quiere ser un corredor de fondo. Y mientras la obra española no concluya --quizá bien entrado el verano-- no puede empezar el segundo acto de la catalana, donde quien luzca la 'estelada' deberá pelear con quien encarne el instinto imperial castellano. ¿Sánchez, Rajoy, un emperador de compromiso y edad avanzada tipo Javier Solana o la neoconservadora Cristina Cifuentes?

En el drama independentista, los grandes actores serán --Anna Gabriel aparte-- los tres presidentes que conviven hoy en Catalunya. El 'molt honorable' Carles Puigdemont; quien acaba de dar un paso al lado pero solo piensa en desandarlo (Artur Mas); y Oriol Junqueras, una especie de 'president' bis que tiene el control de la caja y un ejército propio, el republicano. Y no se sabe si la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que hace discursos pero no gobierna, acabará compareciendo.

Puigdemont tiene la ventaja de no querer ser profeta ni de querer pasar a la historia (ya ha entrado más de lo que esperaba), tiene la fe (independentista) del carbonero y usa un verbo declarativo y oportuno: "Gracias, Tribunal Constitucional, contigo empezó todo". !Premio! La obra empezó de verdad en julio del 2010, cuando el TC --en el que el hoy embajador en Londres Federico Trillo mangoneaba más que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero-- le hizo un impresentable corte de manga al referéndum del 2006 en el que los catalanes --pese a la oposición conjunta pero distinta del PP y ERC-- habían dicho que querían ser una nación y quedarse en España. Con esa estupidez empezó todo.

Desde entonces ha llovido mucho y en Catalunya flotan tres banderas. La primera, la independencia en 18 meses. La segunda, la solución federal. La última (pero no última): el referéndum. La solución federal no avanzará sin cambio en Madrid. La independencia es la hoja de ruta del trío presidencial en el que acabó la primera parte. Tiene el 'Butlletí Oficial de la Generalitat' y TV-3, pero sabe que no puede permitirse pasos en falso. En Madrid, la Brigada Aranzadi está al loro.

El referéndum tiene feligreses. Como el PP enterró el del 2006, cuando dijimos que éramos nación y seguíamos en España, ahora la nación catalana quiere decidir. ¿Irse, quedarse? ¡Expresarse! Los tres presidentes ya dan por superado (no del todo) el referéndum, pero lo defiende la alcaldesa Ada Colau, junto a otro nuevo actor madrileño, Pablo Iglesias. Pero hoy el referéndum tampoco sale. Nadie de los que puede gobernar en Madrid lo suscribe. Aunque Ada y Pablo torcieran el brazo a Pedro, no podría hacerse porque el PP tiene dos armas de disuasión: la mayoría absoluta del Senado y el recurso al Tribunal Constitucional. Además, mientras el trío presidencial sabe lo que quiere (la independencia), Pablo Iglesias y Ada Colau no saben, no contestan. Para Iglesias, Catalunya es España. Ada Colau lo duda o no lo comunica, y entre quienes la siguen de todo hay en la viña de la señora.

El referéndum tiene, pues, tantas contradicciones como el federalismo o la independencia. Pero en un país creyente se ha santificado y hoy vende incluso más estampas que la Verge de Montserrat.

Y el deseo de referéndum se incrementa con indiferencia de su posibilidad real. E incluso se empieza a prescribir como solución ante todo aquello cuya ruta no esté clara. El proyecto de BCN World, de un gran complejo turístico-recreativo, fue impulsado la pasada legislatura por un pacto entre CiU, en el Govern, y el PSC, en la oposición. Su 'leit-motiv' era el impulso del área de Tarragona, muy afectada por la crisis de la petroquímica.

Pero BCN World tuvo desde siempre la oposición de ERC y, aún más, de la CUP. Ahora, para ganar tiempo, Puigdemont propone un referéndum en el territorio. Y Junqueras --a quien Anna Gabriel le quita el sueño-- exige que el referéndum se haga en toda Catalunya. Por el referéndum, no ya hacia Dios, sino hacia la virtud republicana. Pero el Govern se reúne, no discute y no decide. Y los ayuntamientos afectados, tanto de CDC como el de Tarragona de Josep Fèlix Ballesteros, clave en el apoyo del PSC, se rebelan contra cualquier nueva dilación.

La sombra del referéndum flota sobre Catalunya y perturba a España. Quizá habría que abordar el futuro con voluntad de avanzar escalón a escalón y con menos fe en los milagros. Hasta Jordi Pujol pecaba.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"La Diagonal y el retorno de la pol\u00e9mica del tranv\u00eda","text":"Ahora, el equipo de Ada Colau replantea el tranv\u00eda. \u00bfAvanzar es deshacer lo hecho por el antecesor? Y para m\u00e1s confusi\u00f3n, alguien propone otro refer\u00e9ndum. Gerardo Pisarello, el dos de Colau que exige el refer\u00e9ndum para Catalunya, dice que para la Diagonal no hace falta porque lo llevaban en el programa y ganaron. Olvida que con 11 concejales sobre 41. El 'seny'\u00a0aconseja no resucitar la pol\u00e9mica del tranv\u00eda y arreglar ya el tramo hasta el paseo de Sant Joan. Me temo que no ser\u00e1 as\u00ed. \u00a1Ahora resulta que para ambas partes el tranv\u00eda es ideolog\u00eda!"}}