MIRADOR

Investidura con llave valenciana

Para garantizarse la elección, Pedro Sánchez necesita abrir una brecha en la heterogénea izquierda alternativa

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, conversa con Mónica Oltra y Joan Baldoví, dirigentes de Compromís, en el Congreso.

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, conversa con Mónica Oltra y Joan Baldoví, dirigentes de Compromís, en el Congreso. / JUAN MANUEL PRATS

JOAQUIM COLL

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El camino para la investidura de Pedro Sánchez, contando inicialmente con solo 90 diputados, es muy estrecho. Pero no está condenado al fracaso si sabe librarse del acoso envolvente que practica su principal rival, Pablo Iglesias. La dirección del PSOE ha descartado un Gobierno con ministros de Podemos. De entrada, por una cuestión numérica evidente: no hay mayoría de izquierdas en el Congreso. Solo sería posible con la colaboración, en mayor o menor medida, de partidos nacionalistas y separatistas. Esta opción provocaría un cisma en el socialismo español, al igual que sucedería si el PSOE facilitase un Gobierno del PP.

Por tanto, Sánchez solo puede apoyarse en Ciudadanos, sabiendo que el partido de Albert Rivera no desea poner en riesgo sus 40 diputados en unas nuevas elecciones. Este jueves, la negociación entre ambos ya fijó un horizonte de legislatura y sus equipos se han puesto a trabajar a fondo, sobre todo en la parte económica. Si fructifica el acuerdo, la opción más probable es un Gobierno monocolor.

Un Ejecutivo de coalición entre ambos partidos sería lógico, pero no serviría seguramente para cambiar el voto negativo del PP por una abstención en correspondencia al bloqueo del PSOE. Sin embargo, un Gobierno solo socialista, con la promesa de incorporar algunos independientes, permitiría más fácilmente sumar los seis votos del PNV, uno de Coalición Canaria y también dos de Izquierda Unida. Un total de 139 'síes'.

Este miércoles, tanto Cayo Lara como Alberto Garzón, afirmaron que "quien ponga zancadillas a un Gobierno de progreso se está equivocando y debería pagarlo en las urnas", en clara referencia a Iglesias. En efecto, el problema es que Sánchez no tiene suficiente con la abstención de los 69 diputados de Podemos y sus confluencias si ERC, Democràcia i Llibertat y Bildu votan en contra de su investidura, como ya han anunciado. Formarían un bloque, junto al PP, de 142 diputados. Por tanto, para garantizarse la elección, el líder socialista necesita abrir una brecha en la heterogénea izquierda alternativa.

Y el factor clave va a ser Compromís. Sus cuatro diputados no forman parte del grupo "confederal" de Podemos en el Congreso, sino que decidieron pasarse al Grupo Mixto. El partido de Mónica Oltra, que gobierna mano a mano la Generalitat Valenciana con los socialistas de Ximo Puig, se trasladó el miércoles a Madrid para participar en la primera ronda de encuentros que ha iniciado Sánchez.

Nos fijamos solo en Valencia por la corrupción del PP, pero las reivindicaciones de esta comunidad, que necesita como el agua un modelo más justo de financiación, van a jugar un papel determinante como moneda de cambio. El candidato socialista dijo que "esto empieza bien" porque Compromís se ha puesto bien para la investidura. Esos cuatro votos, junto a los otros 139, son la llave valenciana para asegurarla. Sánchez está hoy más cerca de la Moncloa.