Puigdemont, 'president' 2.0

Ejemplos de buena gestión en las redes sociales los encontramos en todos los partidos políticos

Discreto 8Carles Puigdemont, en su oficina de Girona, en noviembre pasado.

Discreto 8Carles Puigdemont, en su oficina de Girona, en noviembre pasado.

DANI CASANOVAS

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Parece increíble que en pleno 2016 haya representantes políticos que prácticamente no estén presentes con voz propia en las redes sociales. La autopista por la que pasa todo el debate de la política, se ha convertido en el trampolín de algunos para llegar a su escaño. Pero también en un inagotable pozo de rumores, falacias, populismo y discusiones, que han encendido los ánimos de, incluso, los más calmados.

El ‘president’ de la Generalitat, Carles Puigdemont, es bloguero desde el año 2006 y evidentemente, es usuario de Twitter desde el año 2007, uno de los primeros catalanes en abrir su cuenta en la red social con un nombre de usuario corto y fácil. Por cierto, en las últimas 48 horas Puigdemont ha pasado de 13.000 seguidores a tener 80.000.

¿Se puedes hoy en día ser representante de la ciudadanía y no estar presente en las principales redes sociales? Todo es un error estratégico, como lo es del ‘president’ Mas de no estar presente. El único líder político del país sin tener presencia directa en las redes, cuenta con una franca desventaja respecto al resto de líderes que sí están presentes.

En un momento en el que formaciones como Podemos han surgido de las redes -y de La Sexta en este caso-, es más necesario que nunca, no sólo estar presentes, sino también tener una buena estrategia. Ejemplos de buena gestión y estrategia se encuentran en todos los partidos -Lluís Guinó (CDC), Pere Aragonès (ERC), Sergi Mingote (PSC), Janet Sanz (EnComú), Toni Castellà (Dcat) o Inés Arrimadas (C's).

Ya no sólo se trata sólo de estar presentes en Twitter, sino también de una estrategia de vídeos que nos acerquen a los ciudadanos en Facebook, de imágenes tipo behind the scenes en Instagram.

Tampoco se trata, y aquí también se equivocan otros, sólo del número de seguidores, sino de la capacidad de influencia.

Y la red penaliza la hemeroteca. Un tuit escrito casi desde el anonimato, hace cinco años, puede penalizarles, cuando ni siquiera un esperaba hacer política.

Y es que los líderes deben saber que hoy en día ya no sólo se trata de comunicar, sino sobre todo de escuchar. Y de escuchar más allá de los entornos, y bendito sea internet, que nos permite a todos hablar, debatir, y escuchar; y a la ciudadanía, influir.