LA CLAVE
El enigma Ciudadanos
La incógnita ante el 20-D, que Rivera debería desvelar, es si el voto a Ciudadanos servirá como muleta del PP o como motor del cambio político
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
Todas las encuestas coinciden: el 20-D dibujará un nuevo panorama político en España, con el bipartidismo en mínimos históricos ante la irrupción de nuevos actores políticos con capacidad de dar y quitar gobiernos. Perdida la extinta CiU para la causa de la gobernabilidad, por vez primera en la democracia española la fuerza bisagra será de ámbito estatal, y no territorial. Al centroderecha catalanista, hoy reconvertido al independentismo, se le cierra también la ventanilla del 'peix al cove', lo que sin duda influirá en el devenir de los acontecimientos en Catalunya.
De acuerdo con el sondeo del GESOPsondeo del GESOP, la fragmentación electoral solo permitiría dos combinaciones aritméticas de Gobierno: el apoyo de Ciudadanos a la investidura de Mariano Rajoy, opción preferida por los consultados pese a que Albert Rivera asegura descartarlaAlbert Rivera; y una gran coalición PP-PSOE, la fórmula menos apreciada por los electores.
La política de alianzas que Ciudadanos ha ensayado en varias autonomías, sellar acuerdos de investidura a diestra y siniestra con la lista más votada sin entrar en el Gobierno, tiene para Rivera la ventaja de preservar su imagen equidistante, pero exportarla a la política nacional presentaría no pocas contraindicaciones. La principal, la de poner toda la maquinaria del Estado en manos del PP --sea o no Rajoy el presidente--, a riesgo de ser fagocitado por este.
La otra alternativa del partido naranja, de tener que conformarse con la tercera plaza, sería barrer al PP de la Moncloa y entronizar a un Pedro Sánchez débil por los decepcionantes resultados y la amenaza de motín en el PSOE andaluz. Esta carambola requeriría, no obstante, de una abstención activa de Podemos. Y es que ahí los intereses de Rivera y Pablo Iglesias podrían convergerPablo Iglesias, máxime si ambos imponen un paquete de medidas regeneracionistas con una reforma electoral que entierre la ley d'Hondt y dificulte las mayorías absolutas bipartitas.
Muleta o motor de cambio
El enigma, al cabo, es si el voto que coseche Ciudadanos servirá como muleta del PP o como motor del cambio político en España. Incógnita que Rivera debería desvelar cuanto antes.
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