TRIBUNA

Claro que podemos

A través de los círculos hemos ido consolidando Podemos y poniendo nerviosa a la casta

MARC BERTOMEU

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Nos llaman nueva política, nos llaman partisanos, nos llaman ingenuos... pero lo que realmente es Podemos, lo que realmente somos, es ciudadanía activa, comprometida, gente que ha decidido implicarse en la gestión de su ciudad y que, cansada de delegar en unos representantes que venden Barcelona al mejor postor, se ha organizado para recuperar el entorno en el que queremos vivir, reconstruir Barcelona desde los valores y no desde el ladrillo, desde los barrios y no desde los despachos, desde la horizontalidad y no desde la jerarquía, sumando fuerzas y esfuerzos con las personas y los agentes sociales que vienen trabajando por la justicia social.

En poco menos de un mes cumpliremos nuestro primer año y estamos demostrando que el cambio vendrá de nuestra mano. Ha llovido mucho desde entonces, y lo que empezó siendo un grito hoy se postula como una de las fuerzas capaces de impulsar un cambio en el sistema político de nuestro país. Nadie es ajeno a esta nueva fuerza, pero la gran mayoría desconoce la columna vertebral de Podemos: los círculos. En las ciudades y pueblos de nuestro país, y también fuera de él, más de 270.000 personas han construido las bases de este nuevo proyecto. Encontrándonos en las redes sociales, conociéndonos en las asambleas y colaborando en los grupos de trabajo,hemos ido consolidado los cimientos de Podemos y, por qué no decirlo, poniendo nerviosa a la casta. Pero, ¿de dónde viene esta gente?

Proyectos elitistas

Venimos de todas partes y venimos de ningún sitio, porque lo realmente importante no es de dónde venimos, sino hacia dónde queremos ir, qué valores nos mueven, en qué modelo de ciudad queremos vivir. Insisto, no es la Barcelona en la que prosperan los proyectos elitistas e impopulares de privatización, como la Marina del Port Vell, o la innecesaria remodelación del centro de la ciudad: paseo de Gràcia, la Diagonal, Balmes... No es una Barcelona cuyo consistorio está más preocupado por vender su imagen smart que en atender a las miles de familias que los bancos están dejando en la calle. No es una Barcelona en la que centenares de niños padecen malnutrición, no es una Barcelona en la que se está privatizando la sanidad para llenar los bolsillos de unos pocos mientras aumentan las listas de espera y faltan medicamentos…

Una Barcelona que más que ciudad es empresa, un negocio que se congratula por cerrar el año con superávit mientras que se demuestra inepto a la hora de responder a las reivindicaciones de la ciudadanía, como por ejemplo el sistema tarifario del transporte público o el cambio de modelo productivo. Por todo ello y mucho más, Barcelona ha sido uno de los lugares donde con más vehemencia la ciudadanía ha dicho basta, donde más evidente ha sido el grito de rabia, de indignación, de impotencia, que se ha transformado en oleadas de participación, de movilización. En definitiva, de ilusión. Tomando la forma de Podemos o de otras iniciativas, los habitantes de Barcelona han decidido pasar de la protesta a la acción.

Y esta acción vendrá articulada desde los círculos y el Consejo Ciudadano Municipal, órgano que estamos consolidando. Entendiendo que Barcelona es una ciudad con vocación de capital y que, como tal, le corresponde la capacidad de liderazgo y la responsabilidad de impulsar el cambio político, personas de distinta procedencia, edad, formación y experiencia hemos confluido en un mismo equipo para convertir Podem Barcelona en la herramienta de cambio imprescindible. El equipo que concurre bajo la etiqueta És Clar Que Podem / Claro Que Podemos BCN apuesta por recuperar Barcelona de las manos de los poderes fácticos que moldean la ciudad a su antojo, con la complicidad del alcalde y sus colaboradores. Esta recuperación pasa, indiscutiblemente, por ganar.

Ganar las elecciones, ganar la calle, ganar los espacios que nos están privatizando, ganar derechos indiscutibles que nos están arrebatando, ganar tejido asociativo, ganar diálogo, propuestas, debate, ilusión…

Justicia y desigualdad

Ganar Barcelona es un reto, lo sabemos. Nadie ha dicho que sea fácil, pero es necesario y, sobre todo, posible. Conseguirlo supondrá un primer paso para la recuperación de las instituciones, la anteposición del componente humano frente a la mercantilización, de la justicia social frente a la desigualdad y de la dignidad frente a la sumisión. Ya no somos débiles, ya no agachamos la cabeza, ya no nos resignamos. Estamos unidos y unidas y somos fuertes, porque hemos dicho basta y estamos cargados de razones y de corajje. Podemos propone un cambio ambicioso que transcurre por un camino rocoso. Sin embargo, tras estos meses, hemos aprendido que la indignación puede transformarse en ilusión y que esta, a su vez, puede construir un proyecto abierto y de suma de esfuerzos que está destinado a alterar las lógicas del poder de la casta, que, tras provocar esta crisis, aún quiere beneficiarse de sus ruinas.