Los estampados del 'vivalavida'

Ernest Costa, de 23 años, es el fundador de la marca de camisetas Costalamel

Los estampados del 'vivalavida'

Los estampados del 'vivalavida' / periodico

Anna Pacheco y Andrea Gómez

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Consejo (sobre)saliente: “Do what you love and love what you do”.

Las oficinas de Costalamel son dos mesas (una enfrente de la otra) dentro de un espacio de 'coworking' cercano al Paral·lel. Colgado en la pared, un póster tamaño XL de una chica sonriendo y una frase vitalista en inglés. Un perchero clásico de largos barrotes da la bienvenida al espacio de trabajo. Las camisetas Costalamel --una firma de moda con sello catalán-- cuelgan con gracia y dan ganas de tocarlas, todas. Un poco más al fondo, en otra pequeña sala, una persona trabaja con música de fondo. Ernest le saluda. “Hola, hola, qué tal”, cosas del 'coworking'. Y nos guía. Todo recto, al final del pasillo, cruzando una pequeña galería, se encuentra la puerta de acceso al taller. Un lugar repleto de colores, rotuladores, 'rotrings' de todos los tipos y tamaños. Punta fina, punta gruesa. Unos guantes salpicados de acuarelas. Unas latas vacías de Coca Cola. Arte abstracto, debe de ser eso. Es como una vieja aula de plástica, sólo que aquí no pintan alumnos, sino artistas. 

Ernest Costa Costafreda, leridano de 23 años, no tarda en corregir: “Pero yo no me considero artista, ni ilustrador, ni nada de eso”. Todo eso se le hace demasiado grande. A Ernest le gusta dibujar, le gusta la moda y pasar largas horas en bucle navegando por Tumblr (nuevo paraíso de los diseñadores) y páginas webs de moda como Hype o A Question Of. Y así podría pasarse horas. De clic a clic, de foto bonita a otra aún-mejor.

Ernest A y B

Pero entonces, ¿qué hace una persona tan rebosante de creatividad con el título de ADE? ¿Fue un accidente? Ernest lo niega. Para él, la carrera no fue ningún error. Gracias a eso sabe hacer Excels nivel experto y controla con una precisión matemática las entradas y salidas y qué productos se venden más y cuáles menos. (Algo básico para emprender y poder pagar la calefacción a final de mes, recordad esto a fuego). “Todas estas cosas no son tan divertidas de hacer, pero las sé hacer y reconozco que es muy útil”, nos explica mientras nos muestra una tabla resumen con todos los movimientos desde la fundación de Costalamel, en octubre del pasado año. Para estas cosas, él es así, muy cuadriculado, amigo del orden, “aunque en mi vida normal soy mucho más disperso, además yo no me veo yendo a trabajar cada día con traje a un despacho o algo así”. [Risas].

Ernest (Cara A) llega al trabajo a eso de las 09:00 horas y normalmente, dedica las mañanas a hacer las tareas más 'aburridas' (control, ventas, stock, hablar con distribuidores…) mientras que Ernest (Cara B) sale a pasear por las tardes, visitar tiendas, inspirarse con música como Coldplay o Manel o viendo fotos en internet. Y no malpiensen. “Una vez vi una foto de una chica con una corona de flores preciosa y la dibujé. Resulta que colgué la ilustración en mi Instagram y ella, que es una chica catalana, se reconoció y le encantó verse”. La ha invitado a que se pase por las oficinas para que se lleve su dibujo, que para eso la ha convertido en su musa improvisada.

En otra ocasión, descubrió una foto de una chica estadounidense en un Tumblr, con tatuajes y un moño, que le transmitía paz y muy buen rollo. ¿Qué hizo? Dibujarla. Pidió permiso, pero tardaron meses en contestar un “yes, it’s me, it’s me!”. Ernest le pasó una imagen de cómo había quedado su cara estampada en una camiseta con una frase de Frida KahloFrida Kahlo (“I paint flowers/ so they will not die”). Y la chica, tan contenta. Pero no solo se inspira con gente de carne y hueso, sino también con personajes de la ficción, como esta camiseta dedicada a Amelie, un personaje que le fascina, aunque la película en sí tampoco le guste tanto. La inspiración le llega de todos los caminos posibles --menos con presión--. Ella viene a él y no al revés. Y mucho mejor si está solo, con música y por la tarde. Ernest se levanta y va a buscar un carpesano con todo de dibujos variopintos (algunos inconclusos, a lápiz, coloreados)… incluso una ilustración de Mariah Carey y eso que “la odia”. También hace mucho eso de “dibujar por dibujar” y luego él mismo --su jefe más crítico-- filtra las que son buenas o pueden servir para la colección.

Vimeo, Facebook, Instagram

Y es que las colecciones de Costalamel están muy meditadas. No le gusta hacer las cosas al tuntún, sino que el proceso es mucho más preciso. “Me gusta tener muy claro el concepto de la marca”. Por fases: primero, Ernest piensa cuál será el 'leitmotiv', es decir, la historia (flores, animales, frutas, personas) y modelos (manga corta, tirantes, bolsillo sí, bolsillo no). Y, luego, la aplicación gráfica, es decir, empieza a dibujar en función del concepto previamente creado. Y para las sesiones fotográficas más de lo mismo. Él asume el rol director de arte y confecciona el 'Mood Board', en otras palabras, recortes de cosas, fotos, objetos e imágenes evocadoras, que tienen que servir de inspiración al fotógrafo. Pero es que él además es el que escoge a los modelos, decide cómo van a vestir, qué hay que transmitir, cuando hay que levantar la pierna; incluso se encarga de todo el tema del grafismo (mirad la página de FacebookFacebook lo rebonico que lo tienen para indicar la tienda online, Vimeo e Instagram).  

El hecho de que use palabras muy técnicas ya dice mucho de él. Bueno, y de lo mucho que le ha servido el programa de postgrado de Brand Meaning Management 3.0. Aunque tiene sólo 23 años (y dice que le falta “mucha experiencia”) sorprende la seguridad cómo explica qué falta y qué sobra en su negocio. “Creo que es muy importante tener un mensaje detrás de tu marca y saber comunicarlo, no creo que Custo Barcelona sea el mejor diseñador, pero Julia Roberts llevó una camiseta suya en 'Novia a la fuga',  explica.  Sabe que tiene que empezar a mover su marca por en ferias, fiestas, llamar a un lado y a otro. También sabe que son muy importantes los famosas gurús de internet (denominadas “influencers”, egobloggers para los amigos), personas con tropecientos mil seguidores en Instagram, blogs varios, se hacen fotos con gusto y retratan sus estilismos. Prenda que tocan, prenda que se convierte automáticamente en “popular”, como Anna Ponsa (con esta camiseta de Costalamel) o Milagros Plaza, más conocida como Styleinlima. Y luego lo artesanal y el 'handmade', que sí, que todos sabemos que está muy de moda, pero en Costalamel no lo hacen porque sí o para subirse al carro. El proceso de hacer una camiseta, para ellos se convierte todo un ritual. Y, si no os lo creéis, mirad este vídeo maravilloso.

Costalamel es Ernest Costa, pero son muchas personas más, que van desde Raquel (22 años, RR.PP y redes sociales) a Juanjo (21 años, que ayuda en la parte de números). Y, luego, los proveedores: Laia (patrones), Carme (corte y costura), Pere (tejidos) y Lara Costa Costafreda, que además de su hermana artista, es licenciada en moda, y le ayuda con consejos y recomendaciones de Hermana Mayor. Cinco meses después del nacimiento de la marca, ahora quiere difundir su marca (y su filosofía) entre diversas tiendas y portales de diseñadores emergentes como Nuovum o Trendzo. “La marca es también un reflejo de la situación  actual y cómo debemos combatirla: siendo nosotros mismos y con un actitud optimista y joven”. Costalamel solo remite a cosas buenas, y de ahí el nombre. Costa (su apellido) + “la mel” (la miel), una expresión que Ernest y sus amigos solían usar para referirse a cosas que le gustaban mucho tipo: “¡Esta canción es la mel!” o “¡Esta chica es la mel!”. Y hasta aquí ha llegado.

'Back to the classics'

Sus camisetas, y también gorras, ya se puede encontrar en algunos puntos de venta físicos, tiendas modernillas, no lo neguemos, como en Flamingos Gallery y  Bodo, en Barcelona,  o Innovació, en Lleida. “Vender en tiendas te ayuda a darte a conocer más, pero también es muy complicado para diseñadores emergentes. Te obliga a tener una previsión de colecciones a un año vista y un ‘stock’ mayor”, cuenta, y eso es algo un poco imposible ahora que solo hace una producción a medida y a pequeña escala. Además, las tiendas se llevan una buena tajada y eso le obliga a incrementar el precio de las camisetas. A largo plazo, su meta es dejar del depender de intermediarios  –un poco “los malos” de la película– y poder tener una tienda de Costalamel. También le gustaría estar en el Market Place de Asos, el espacio para creadores independientes de una de sus tiendas favoritas. Y quién no ama Asos, ¿no?

A Ernest se le ve un tipo presumido. De los que se fija en los looks, en la gente paseando, en las chicas en el metro. Le gusta vestir a la moda. Con quince años dijo que nunca llevaría Converse y, ya ves tú, que al final acabó por no quitárselas. Ahora reniega un poco de las cangrejeras reinventadas --último grito en chanclas para este verano, "back to the classics", como siempre-- y Ernest dice que no le gustan, pero que mejor no le preguntemos en cuatro meses por si acaso. Así nos despedimos, hablando de moda. Enseñándonos tejidos y un avance de la nueva colección. Piñas, muchas piñas. Salimos del ahí saciadas de ver flores y frutas y colores refrescantes y animales y tigres y frases alegres de ponernos contentos. Ernest ya lo dice, que “Costalamel es muy de la primavera”, así que nos llevamos la primavera a cuestas, con una de sus camisetas.