Alba Ginè, una diseñadora entre fogones

Alba Ginè, de 24 años, diseñadora gráfica, cocinera-cocktelera y cofundadora de Malbadas

Alba Ginè.

Alba Ginè. / periodico

Anna Pacheco y Andrea Gómez

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Entrar en el blog Malbadas es como ir a un supermercado con todo de cosas ricas y, por eso, lo avisamos desde ya... primer mandamiento: nunca navegarás por esta web con hambre. Desde una fiesta temática y sobre todo gastronómica en honor a Tarantino hasta la Carne Carnaval Party (absténganse vegetarianos). Y luego lubinas al horno que se derriten a través de la pantalla, wasabi, hamburguesas de mil tipos y lunch deliciosos. Este escaparate muy apto para comidistas y adoradores del diseño -sí, todo junto- es la casa virtual de Alba Giné, lleidatana recién licenciada en Diseño Gráfico en EINA (Escola de Disseny i Art de Barcelona). Con 24 años, Alba ha creado esta plataforma online que, además de ponernos los dientes largos, se aleja de los típicos blogs de comida que pueblan la red en estos días y que bla, bla, bla... siempre explican lo mismo. MALBADAS es diferente. “Es la mezcla de dos de mis grandes pasiones: el diseño, el interiorismo, y el gusto por la cocina que desde pequeña me han inculcado mi padres”, nos cuenta como quien cuenta un cuento, en un bar entrañable del centro de Barcelona con voz parsimoniosa y un muy marcado acento catalán. Malbadas enseña recetas, pero sobre todo se dedica a la organización de eventos como cumpleaños o cenas de amigos. Asumámoslo: a todo el mundo le gusta que todo esté listo, pero a nadie le gusta hacerlo. A todo el mundo le gustan las fiestas originales, pero pocos son los creativos. A todo el mundo le gusta comer (bien), pero no todos se ponen manos a la obra en la cocina. Ella piensa por todos. Prepara el evento, la estética, la temática, los adornos, incluso las tarjetitas molonas que indican el Menú de lo que estás comiendo. También, por supuesto, de cocinar. Y listo. Otra “malbada” hecha aunque de “mala” no tenga nada...

Qué tiene que ver diseño con cocina. Para Alba, mucho. Sólo hay que rastrear su perfil en Tumblr o Wordpress para advertir el exquisito sentido estético que tiene esta chica. A tener en cuenta su background, sí. MALBADAS es un subproducto derivado del proyecto de final de grado que presentó a sus profesores de la facultad de Diseño. “Ellos marcaban un tema: la energía. Y yo hice un hotel sostenible. A partir de aquí, re-utilicé la misma gráfica de este proyecto para hacer el blog”. Pragmatismo ante todo. Y ya con diseño chulo, un nombre divertido: “Al principio éramos dos chicas y las dos nos llamábamos Alba, por eso lo de Malbadas, queríamos que tuviera ese toque fresco entre pícaro y juvenil que nos distinga de la competencia...”

Una “cocinitas” desde niña. La misma Alba que hoy no para de mirar el iPhone para atender llamadas y clientes es aquella que cuando era pequeña dejó impresionados a sus compañeros de clase porque dijo que “lo mejor de sus vacaciones de verano había sido ir a ElBulli”. Y todos sabemos bien que con diez años la mayoría de los niños no saben qué es ElBulli, no distinguen entre comer un buen o un mal pescado y los veranos, a esa edad, no van más allá de bicis y granizados por la playa. “Pero yo desde pequeña siempre he tenido ese gusto por la cocina, esas ganas de probar cosas, de gastarme dinero e ir a un buen restaurante y no gastarlo en otra cosa, por ejemplo”, nos dice.

Perder la verguenza. No crean que animarse en montar una empresa propia es nada fácil. En realidad se necesitan ganas y confianza en uno mismo. “Yo empecé trabajando de camarera, haciendo cocktails y mira que yo siempre he sido muy introvertida... ¡pero eso me sirvió para perder la vergüenza!”. Y así, de una cosa a la otra, de muchas felicitaciones y de muchos “qué bien se te da esto” se animó con el blog.

Crear un blog. Las cosas claras y el chocolate espeso. Abrir un blog no tiene complicación: hay mil portales en la red con plantillas gratuitas. Pero abrir un blog bonito con cierto cuidado estético y tan atractivo como el de Alba (miren si no el pedazo roscón gigante rodeado de chicas que te da la bienvenida) tiene su QUÉ. Un gran qué. “La formación que te da la facultad en ese ámbito es muy mínima, yo tenía un poco de nociones en programación, pero muy muy básicas”. Un poco de HTML, un poco de código CSS, pero nada más, así que le ha tocado ir aprendiendo a base de mucha desesperación y muchos tutoriales (sí, amigos, Youtube... esa gran Universidad). Ahora bien: una vez tienes el blog ya creado, la tortura se simplifica: “Sólo hay que actualizar y punto”.

Actualizar y punto. Bueno, eso de actualizar y punto es relativo. No es capaz, ni siquiera, de cuantificar en horas la cantidad de tiempo que invierte en el blog, en cada post, en cada línea, en cada foto. Se queda un rato pensando y se echa a reír. “Muchísimas, de verdad muchísimas”. Ella intenta que cada foto cumpla con ciertos requisitos de calidad, de textura, que no desentone con la anterior. Y eso, obviamente, lleva trabajo. Mucho. “Me gusta que el texto encaje con las imágenes y además a mi siempre me ha dado como más respeto lanzarme a escribir, así que los textos me los reviso muchísimo antes de publicarlos. Quizás hay un día que estoy más inspirada y lo hago muy rápido. Y muchos otros que no hay manera”.

¿Malbadas es un negocio? Aha. Pregunta del millón. “Estoy en ello”, nos lo explica entre risas. Porque todo el mundo sabe que sacar dinero de un blog es algo muy complicado (¿No?, ¿no?, ¿no?). En cualquier caso, a ella le va relativamente bien. “Digamos que soy freelance: vivo un poco al día, hay meses en los que puedo tener más encargos o más proyectos y otros en los que no tengo nada, por eso trato de ahorrar cuando puedo... y cuando no tengo trabajo intento escabullirme y viajo”.

Un lugar para la esperanza: Internet. Alba lo reconoce clara y dolorosamente: “muchos de mis amigos que acabaron diseño gráfico no tienen trabajo”. Hasta ahí bien. Bueno, mal. Pero atención y sonrían. “La posibilidad de encontrar clientes por Internet existe”. Lo confirma en rotundo. Quizás no es el momento de las empresas, pero sí de los autónomos. “Al margen de Malbadas, también soy freelance como diseñadora gráfica y estoy contenta, hago lo que me gusta y tengo una libertad que para mi es un lujo. Puedo trabajar desde Lleida, mi casa, y cuando no tengo ningún proyecto me voy a algún otro país de visita”. Ya avanza que le está dando al coco con otro proyecto, una nueva idea que le está rondando. Claro está que con Malbadas no se va a hacer rica, “pero así me doy a conocer entre potenciales clientes”. Anoten concepto, señores: auto-lanzaderas. Ser lanzaderas de nosotros mismos.

Consejo (sobre)saliente: “No hay que tener miedo, ya que realmente lo que los demás puedan pensar de ti no importa. Tú estás aquí abriendo una página como otras tantas mil que hay en Internet. A partir de ahí, todo lo demás depende de uno mismo”.

Post publicado en el blog Jóvenes (sobre)salientes