Permiso para reír: 'Sweet dreams are made of this'

MERCHE NEGRO

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Mira tú por dónde os voy a alegrar el día, y lo voy a cobrar: cinco minutos de cada uno de vosotros. Id dejándolos al lado del ratón del ordenador que ya pasaré yo a recogerlos cuando no estéis mirando.

Os pongo en situación: una pareja de Los Ángeles, Monifa y Will, Will y Monifa, van a llenar el depósito de su coche --tipología familia media USA, yo podría vivir dentro-- a una gasolinera cualquiera. En la pantalla del expendedor les espera un presentador que desde un plató va conectando con estaciones de todo el país gastando bromas y quedándose con el personal. Solo que esta vez el que se va a quedar de piedra es él. Ya tenéis la sinopsis. Ahora dadle al play al vídeo adjunto.

Ayer cuando lo vi y lloré, reí y hasta canté con ellos, el vídeo llevaba unos nueve millones de visitas. Este miércoles por mañana que os lo cuento casi son once: va camino de convertirse en uno de los vídeos virales jamás vistos en internet.

La escena se produjo a principios de mayo, no sabría deciros cuando. Eso sí, terminó en el 'show' del dios del 'late night' Jay Leno que, después de calentar a los 52 estados durante varias noches con el clip, llevó a la pareja al plató y fueron recibidos casi como Nicholas Brody, el marine protagonista de 'Homeland' --quien no la ha visto aún, no tiene perdón, aviso--.

¿Y porqué os cuento esto? ¿No hay un Real Decreto que comentar, una convocatoria social que apoyar, un derecho que reivindicar? Pues sí, os aseguro que sí, pero yo también soy esto. El otro día os pedí permiso para ser egoísta, hoy para reír. Me impresionó leer vuestros comentarios ayer: "este vídeo me ha alegrado la tarde", o "qué hartón de reír", o "menudo chute de ánimo me ha dado", incluso exaltaciones místicas del tipo "¡AMO A ESTE TÍO!".

No pretendo hacer un argumentario psicológico-afectivo de porqué este tipo de escenas nos hacen dejar lo que estemos haciendo y mover los músculos del abdomen más que si bailáramos una lambada. Pasa, y punto. Serán las endorfinas que buscan a la desesperada un clavo ardiendo del que agarrarse para no morir de inanición. Será que tenemos pocos (muy pocos) motivos para reír tan a gustito, que podríamos morir después.

La risa a mandíbula batiente es lo más parecido a un orgasmo (Les Luthiers y una servidora dixit), y se puede practicar en público. No digo yo que lo otro no pero que quizá nos cueste más por el teorema del pudor y la moral judeocristiana sobre que el placer es malo, malísimo. Total, que dejando aparte este jardín tonto en el que me he metido: reíros, reíros mucho.

Hay más virales por ahí con parejas que nos despiertan la sonrisa: En unos días hará justo un año que Isaac montó un lío tremendo en su vecindario para pedirle a Amy en matrimonio: familia con futuros suegros incluidos, amigos y hasta una banda de cheerleaders repartiendo concentrados de cursilería por cada metro cuadrado de esa carretera vecinal... sí, sí, pero lo que lloramos (antes y ahora) cada vez que lo vemos nos dice unas cuantas cosas de nosotros como especie.

En cualquier caso creo yo que Monifa y Will, Will y Monifa son mejores. Porque hay algo en este vídeo que nos explota en la cara: su complicidad, ver cómo se ríen el uno con el otro: "Sing it baby!". Se animan, bailan y nos dejan ver son mucho mejores cuando son dos que cuando uno está dentro del coche y el otro fuera. Hasta el eterno Jon Bon Jovi les ha felicitado desde Johannesburgo. Otro día hablamos de cómo se puede estar tan bueno con 51 años, que hoy ya no me cabe más aquí.

Ya hay quien dice que todo esto es un 'fake', que son dos actores profesionales y que Jay Leno está compitiendo con el rey de los virales Jimmy Kimmel. Me salió la periodista y he investigado un poco: Ella ha aparecido en varios programas locales, trabaja como entrenadora personal vip y le gusta una cámara más que a un tonto un lápiz. Bueno, ¿y a quién no, en Los Ángeles? Las páginas web de filtraciones y chismorreos están quemando con el tema.

Pero dejemos el imperio yanqui y volvamos a casa: aquí en la tierra de los Bárcenas, los escraches nazis, los déficits asíncronos y sus peleas de barro intercomunitarias correspondientes... puede que no nos importe tanto. Aquí necesitamos excusas para desenredarnos el estómago. Y yo me he reído tanto, pero tanto con ellos... y he envidiado su voz también. La que os habla pasó dos años estudiando canto y lleva unos cuantos desmayos por hiperventilación diafragmática a cuestas: cómo ellos "proyectan" la voz de una forma tan natural mientras echan gasolina es muy difícil, que os lo digo yo.

Por encima de todo, lo que Will y Monifa, Monifa y Will me recordaron a mí es que lo más importante del mundo es que nos hagan reír, y hacer reír nosotros. Si además es con/a la persona que más queremos en el mundo, ya nos pueden echar mierda encima que estaremos preparados para todo.

¿Entonces qué, estáis más contentos o KE ASE?