La clave
Ya no hay tregua ni por Sant Jordi
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
Aun privada de estructuras de Estado, Catalunya alimenta la liturgia conmemorativa como pocas naciones en el mundo. Francia festeja la revolución que derrocó al absolutismo, Italia el advenimiento de la República y Alemania su reciente reunificación. Mientras España evoca su glorioso pasado conquistador, las naciones americanas celebran el día en que conquistaron la independencia. Aquí somos algo más sofisticados, acaso porque, por ahora, ninguno de estos hitos jalona la milenaria historia de Catalunya. No desesperemos.
Lo cierto es que Catalunya se ha procurado dos fiestas nacionales por el precio de una: la primera conmemora una histórica derrota; la segunda, una victoria legendaria, un cuento de hadas. Reivindicativa la primera, cívica la segunda. Si el Onze de Setembre reafirmamos lo que queremos ser, por Sant Jordi disfrutamos de lo que en verdad somos, decorando con libros, rosas y besos las estanterías de nuestra pacífica convivencia cotidiana. El encanto de ladiadade Sant Jordi reside justamente en su condición de fiesta laica; al ser jornada laborable no la celebramos por obligación, sino por voluntad propia. Desprovistos de banderas y de consignas, los catalanes nos echamos a la calle para consumir la vida y la cultura sin reparar en lenguas, ideologías ni soberanías.
Pero ni la más bella tradición es inmune a los desmanes de la política. El discurso de Sant Jordi delpresident, que fugazmente instaurasePasqual Maragall,fue ayer restituido porArtur Mas, propiciando la consiguiente (y cansina) catarata de reacciones. El problema no son ya las manoseadas metáforas sobre rosas, espinas y dragones, sino el afán de nuestros líderes por politizar hasta las fiestas de guardar con llamadas a la unidad, a la responsabilidad o a la capitulación.
Héroe, santo... y mártir
Capítulo aparte merece quien animase aMasa zanjar, justo ayer, el debate sucesorio abierto por él mismo. Al filtrar que, consume o no la gesta de la consulta, repetirá como candidato de CiU, quien en vano quiso identificarlo con el profetaMoisés debió pensar que le casa más la figura del patrón de Catalunya: héroe, santo... y mártir.
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