La rueda

El milagro de la semana

FRANCESC ESCRIBANO

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Contra lo que pueda parecer, no se pueden considerar milagros ni el 4 a 0 del martes en el Camp Nou ni la elección del nuevo Papa el miércoles en el Vaticano. Es evidente que tanto la espectacular victoria del Barça como el hecho de que un jesuita argentino que ha elegido el nombre de Francisco haya sido nombrado nuevo jefe de la Iglesia católica son fenómenos tan extraordinarios que muy bien podrían haberse producido bajo el influjo de algún tipo de intervención divina. Pero no, si lo pensamos, en el fondo siempre acabaremos encontrando una explicación racional.

El milagro de la semana, un milagro de verdad, es el que se produjo el pasado sábado en Canarias, donde dicen que, durante unas horas, santas y beatíficas, los cajeros automáticos de una entidad bancaria suministraron dinero gratis. La noticia, como no podía ser de otra manera y gracias a las redes sociales, corrió como la pólvora y en muchos pueblos y ciudades, ante los cajeros de Caja Canarias, la entidad en cuestión, se formaron largas colas de gente que fue a sacar dinero porque, según decían, la operación no quedaba registrada en ninguna parte. ¡Dinero gratis!

¿Milagro? No, naturalmente que no. Todo fue un error informático, una anomalía temporal en el sistema, que no registraba los movimientos que los clientes hacían en sus respectivas cuentas. Veinticuatro horas más tarde, una vez enmendado el error, todos aquellos ciudadanos que se habían abalanzado sobre los cajeros para hacerse con un inesperado regalo caído del cielo miraron sus cuentas y se dieron cuenta de que el supuesto dinero gratis no era otra cosa más que su propio dinero. Cruel metáfora de la realidad económica de nuestros días. Pero el milagro al que me refería no era este. Lo que me sorprende de esta noticia, el auténtico milagro, es que después de todo lo que los bancos han hecho y nos han hecho en estos últimos tiempos, todavía haya gente que confíe en ellos y se los crea. La buena fe es infinita.