El fin de una época

El yerno del Rey que dio paso a la democracia tras haber jurado fidelidad a los principios del Movimiento Nacional deFrancoserá acusado de montar un chiringuito para apropiarse de dinero público bajo la apariencia de una fundación benéfica y utilizando en vano el nombre del jefe del Estado. El presidente del Gobierno aparece en unos papeles del excontable de su partido que registran los pagos en sobres a la cúpula del PP. El director de la revista de pensamiento del principal partido de la oposición compraba con seudónimo artículos a su exmujer y se los pagaba a 19 céntimos el carácter. La prensa lleva semanas anunciando la imputación del secretario general del partido que ha ganado las elecciones en Catalunya desde 1980. Varias empresas que cotizan en el Ibex-35 aparecen como contribuyentes en el listado de ingresos la caja B del PP. El alcalde de la quinta ciudad catalana lleva semanas sin ejercer por la investigación de una trama de comisionistas. Todos no son iguales, pero la sensación general es de carcoma del sistema que se implantó en 1977 y que se construyó sobre los cimientos de un Estado corrupto como el franquista. El diputado de CiUCarles Campuzanolo resumió en un tuit: «Los aires de estos días son de fin de régimen que no necesariamente anuncian un futuro mejor».

Impotencia

Las conversaciones de estos días han superado ya el estadio de la estupefacción. No por la sorpresa sino por el efecto de acumulación. La gente siente una gran impotencia porque se ha pasado de la discusión sobre el perímetro y las causas de la corrupción a considerarla sistémica y a poner el acento en la impunidad como principal problema político y como principal reto.

Por encima de tirarse por la cabeza la corrupción del pasado a la espera de que el Tribunal de Cuentas dilate las investigaciones hasta que prescriban los delitos, quienes quieran hacer política en el futuro deberían plantearse la búsqueda de soluciones que acaben, sobre todo, con la impunidad. Por eso quienes nos reconcilian con el futuro son los que la combaten: el fiscalTorres-Dulcey el juezJosé Castro. ¿Quién más se apunta?