CRISIS ECONÓMICA Y DE VALORES

Tengo un amigo político...

"Lo que despierta más envidia es esa capacidad que da la política para hacer comulgar a los demás con ruedas de molino y que no es otra que la de hacer leyes"

Cordialidad 8 Luis de Guindos y Rodrigo Rato, el pasado marzo.

Cordialidad 8 Luis de Guindos y Rodrigo Rato, el pasado marzo.

MERCEDES JANSA

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¿Qué tiene la política que todos la pretenden? Sorprende que en estos tiempos donde no hay encuesta de opinión que no certifique un rechazo mayoritario a los políticos, la política entendida como cosa pública (en su acepción más amplia) se haya convertido en refugio de cualquiera. Nos escandalizamos cuando una persona que ha ocupado un puesto relevante en las instituciones --concejal, alcalde, ministro, diputado, juez...-- se va a trabajar al sector privado y, pese a haber estado en el dique seco los dos años de rigor, generalmente termina tratando cosas relacionadas con su tarea pública. Es normal. Nadie en una empresa privada contrata a un médico como programador informático o a un experto en fiscalidad para diseñar el departamento de distribución.

El último caso, el de Juan José Güemes,Juan José Güemesexconsejero de Sanidad de Madrid, ha sido el más claro ejemplo de que el problema no es de leyes, sino de honestidad y de que el descrédito de la cosa pública (políticos incluidos) casi siempre tiene que ver con lo privado. Y también el más claro ejemplo de que la protesta popular (en el sentido de pueblo) es la mejor auditoría interna sobre el comportamiento de nuestros gobernantes en vista de que estos han olvidado una de las principales tareas de su condición, la del control de sus actividades y actitudes. Pero no aprenden.

En plena bronca por la'caja B' del PP, sin habernos recuperado aún del gol que pretendió colarnos el marido de la señoraFabra y con la señoraCospedal cerrando el año con un sueldo de 158.389 euros netos (12.013 euros menos que lo presupuestado para el príncipeFelipe este año), llega el señorGuindos (al que le va que ni pintada la pregunta del principio) y no se le ocurre otra cosa que dejar la gatera abierta para que vuelvan a ocupar sus puestos los imputados y condenados por el saqueo de las cajas de ahorro.

Sospechosos habituales

El borrador de su proyecto de ley no impide que todos ellos --el condenado Alfredo SaénzAlfredo Saénz, los sospechosos habituales comoRato yMoltó, entre otros--vuelvan a ocupar un puesto en estas futuras instituciones, incluso a dirigirlas. Con lo cual, dentro de unos años la volveremos a tener: a los ciudadanos nos bajaran el sueldo para salir al rescate de las cajas travestidas en bancos (o viceversa) y los políticos seguirán poniendo la mano en el fuego los unos por los otros y sin quemarse.

Es asombroso que nadie le haya dicho al señorGuindosque sonroja solo la posibilidad de que haya pensado en ello, que nos da igual que sea el supervisorBanco de España(que ya tuvo un gobernador en el banquillo y otro más reciente que vivía en el limbo) el que decida si losSaénz de turno son los llamados a entrar y salir por la puerta giratoria de la Audiencia Nacional, que lo que queremos es que deje muy claro en esa futura ley que al sospechoso, ni agua. No hablemos ya del condenado.

Aunque no se gana mucho ni como ministro --seguro queGuindos tenía una nómina mucho más abultada enEndesa, Lehman Brothers oPricewaterhouse, firmas que conocieron su buen hacer--, la política es un buen sitio para hacer contactos. Pero lo que seguro despierta más envidia es esa capacidad que da la política para hacer comulgar a los demás con ruedas de molino y que no es otra que la de hacer leyes.

Con una ley a la medida de unos pocos y una mayoría absoluta en elParlamento, da igual lo que digan las encuestas. Hace ya tiempo queBerlusconi demostró las ventajas de estar en la política, a la que ahora ha vuelto en busca de un paraguas legal que él se hizo a su medida.