La clave

Un tranvía de lujo

ENRIC HERNÀNDEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ya está. Por fin, dos décadas después de la inauguración del AVE Madrid-Sevilla, el tren de alta velocidad cose las cuatro capitales catalanas: Girona y Tarragona quedan a media hora de Barcelona, y Lleida, a poco más de una hora. La apertura de la línea Barcelona-Girona-Figueres hubiera merecido una ceremonia con toda la pompa y circunstancia propias de tan magno acontecimiento. Pero ni el clima político ni el económico son propicios para grandes fastos, así que tanto el viaje inaugural como los discursos institucionales tuvieron ayer algo de impostado, artificioso.

Pudiera ello deberse a la magnitud de la inversión realizada, a todas luces anacrónica en estos tiempos de penurias. Solo algunas cifras: la línea de alta velocidad desde Madrid hasta Figueres ha costado la friolera de 11.000 millones de euros, un tercio de los cuales han sido sufragados por la misma Unión Europa (UE) que ahora exige a España que suba impuestos y baje salarios y pensiones para saldar sus deudas. Solo el trayecto Barcelona-Figueres ha supuesto una inversión de 3.700 millones; una cifra análoga al recorte del gasto que la Generalitat deberá acometer este año, y algo superior al ahorro que ha obtenido el Estado recortando la ya paupérrima capacidad adquisitiva de las pensiones.

Rodalies, el corredor, la N-II

Sin despreciar las ventajas que el AVE comporta para los viajeros que lo utilizan y los territorios que lo disfrutan, es inevitable recalcar que, de haber sabido la que se nos venía encima, a ningún gobernante con dos dedos de frente se le hubiera ocurrido destinar tan vastos recursos a dotar a España de un tranvía de lujo que una casi todas las capitales de provincia, cómo no, con la Villa y Corte de Madrid. Aún menos si tenemos en cuenta que la conexión mediante el famoso «ancho de vía europeo», aquel que debía enlazar la península ibérica con la muy próspera Europa, ha quedado en casi nada por decisión de nuestros amables vecinos franceses.

Gocemos, pues, de la más suntuosa infraestructura ferroviaria mientras Rodalies agoniza, el corredor mediterráneo se estanca y elcorredor de la muerte de la N-II sigue cobrándose vidas en Girona.