Al contrataque

El tesoro de Gollum

El ministro de Educación, José Ignacio Wert.

El ministro de Educación, José Ignacio Wert. / periodico

JOAN BARRIL

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El sociólogo es ese científico que en vez de fijarse en el cuerpo físico de las personas intenta encontrar alguna explicación a lo que le sucede al llamado cuerpo social. De vez en cuando los pastores de la sociedad llaman a la puerta del sociólogo y le dicen: «Mire usted lo que me ha hecho esta vez. ¿Tiene remedio?» Las sociedades no son muy caprichosas. Acostumbran a reaccionar ante las agresiones y entonces los jefes del tinglado se alarman, acaparan joyas y billetes de los bancos y se van con viento fresco a algún paraíso del dinero a la espera que el sociólogo más querido por los gobiernos halle una solución a la fiebre levantisca de una sociedad normalmente tranquila, resignada y paciente.

Hagan ustedes ministro a un sociólogo y comprobarán que todo lo que decía saber en su expediente académico lo ha olvidado. Así le ha sucedido al ministroWert, sociólogo que algún día fue hasta que puso su precaria ciencia al servicio de la FAES y ahora, en vez de servir de analgésico, ha preferido ser el brujo maléfico de la tribu, emperrado en repartir ponzoñas legales y clamar conjuros.Wertha actuado como esos periodistas infames que no dudan en provocar un incendio para así ser los primeros en informar de las llamas.

Un órdago individual

Cada vez que le miro me recuerda a aquel personaje deEl señor de los anillos llamado GollumEl señor de los anillos, que se pasa toda la película mascullando «Mi tesoro, mi tesoro». El tesoro deWertconsiste en ofrecer a su señorAznaraquello que sus correligionarios no se habrían visto capaces de pedirle. Con unArtur Masfalsamente noqueado y ante la perspectiva de reanudar por fuerza los contactos con elPP de Catalunya, ¿a qué responde el órdago individual deWert? Cuando los soberanistas de CiU se restañaban las heridas, llega el sociólogo con el reconstituyente y multiplica las pasmadas legiones de la secesión. Creía tener un tesoro de oro macizo, pero solo es de hojalata. Señal de que el sociólogo ha fracasado. Igual que aquellos que, cuando hablan de Catalunya, siempre han preferido la ignorancia voluntaria antes que el estudio de las pulsiones de un pueblo. Decir -como dijoWerten sede parlamentaria- que eluso del catalán era el resultado de laescuela independentista es una sandez que provoca vergüenza intelectual. Un sociólogo debe tener una visión universal de lo que analiza, porque para hacer de analista de su escalera con un taxista oyente de la COPE ya nos basta para exclamar «¡aquí, con tanto catalán, no hay quien viva!»

Pero Gollum se siente toro bravo y en realidad ya empieza a formar parte de la ganadería de un Gobierno que no sabe adónde va y que demuestra una ignorancia intelectual que lleva al sonrojo. Si se asiste a un vertido descomunal de crudo, se nos dice que son hilillos de plastilina. Si las grandes autoridades mundiales hablan del cambio climático, se recurre a un primo lejano sin nombre que niega la evidencia. Si se promete que no se tocarán las pensiones, se las deja sin el aumento del IPC y ya las tenemos rebajadas. Gollum es el sociólogo desertor. Y su tesoro -como el de sus cofrades- consiste en hacer de la falsedad la única verdad posible.