Milagro en Génova

Juancho Dumall

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Se veía venir. A diferencia del Cid Campeador, que ganaba batallas después de muerto, Mariano Rajoy empieza a derrotar a la crisis antes incluso de tomar posesión. Así lo apuntan hoy en portada no uno, sino dos diarios de la capital de España.

Rajoy sigue todavía encerrado en su despacho de la calle de Génova evacuando consultas preliminares al debate de investidura; aún no ha comparecido ante la opinión pública desde la noche triunfal del 20-N,  y tampoco ha desvelado quiénes compondrán su equipo económico. Se ha limitado a enviar dostuitsde puro compromiso que, sin embargo, parecen haber obrado milagros. "España respira", titulaLa Razón, que subraya cómo la prima de riesgo ha caído a su nivel más bajo en un mes, ¿tras retroceder 143 puntos desde la semana anterior a las elecciones¿. Y más explícito aún esEl Mundo: "La prima de riesgo se reduce un tercio desde el triunfo del PP el 20-N". Y apoya este titular de portada con un comentario editorial en el que afirma que "los primeros movimientos que ha realizado Rajoy sobre la reforma laboral y el control del gasto autonómico han sido bien recibidos por los inversores"

Hasta ahora pensábamos que la relajación de la prima de riesgo se debía a la inyección de liquidez decidida el miércoles de manera conjunta por los principales bancos centrales del mundo y al avance hacia una solución a la crisis de la deuda por parte de Angela Merkel y Nicholas Sarkozy con el horizonte de la decisiva cumbre europea del viernes. Pero no. Nuestros colegas presentan el encierro de Rajoy en su despacho como un elemento decisivo para esta insólita remontada.

Rajoy ha elegido una estrategia adecuada antes de tomar posesión. Ha recibido con celeridad y discreción a representantes del mundo financiero, de los sindicatos y de la patronal. Ha hablado por teléfono con líderes europeos y ha recibido a un comisario de la UE y, hoy mismo, al viceprimer ministro británico. Es mejor hacer eso que lanzarse a una escalada de declaraciones antes de tomar posesión. Pero dicho esto, no deja de sorprender las prisas de algunos medios para pregonar el cambio de rumbo en la economía española. ¿Será la ansiedad?