Opinión | EDITORIAL

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Una cuestión de confianza

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

No lo tenía fácil el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su primera comparecencia pública en Catalunya después de la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatut. No tenía fácil su intervención en el foro de EL PERIÓDICO Tribuna Barcelona y, sin embargo, superó el envite.

En primer lugar, Zapatero resucitó su visión más pura de la España plural, hasta el punto de colocarla entre las tres concepciones más destacadas de su pensamiento político, equiparada al valor de la democracia y a las políticas de igualdad y de defensa de los desfavorecidos. En este sentido, consciente de que su política social está a merced del tijeretazo, volvió a defender con determinación la política de ajuste para regresar al crecimiento y para cambiar el modelo económico que ha llevado a España a la recesión. En economía, pudo constatar, a través de algunas de las intervenciones en el coloquio, que las preocupaciones de la sociedad catalana se dirigen a la mejora de las infraestructuras y de la universidad, o al cambio del modelo de puertos y aeropuertos para conseguir una gestión más eficaz y descentralizada.

Pero, al margen del discurso económico, la expectación se centraba en lo que Zapatero pudiera decir sobre la sentencia del TC y el desarrollo del Estatut recortado. En este aspecto, aunque sin concretar medidas ni calendario, sí que expresó tres «tomas de posición»: la reafirmación del respeto a los sentimientos de identidad de los catalanes –no pronunció la palabranación,pero sí habló en varias ocasiones de símbolos nacionales–; la posibilidad de regular mediante leyes las cuestiones que el TC ha considerado que no cabían en el Estatut, pero sí en otros ámbitos (justicia, autonomía local, competencias del Estado), y el compromiso de seguir el desarrollo y la aplicación del Estatut.

Estas son las intenciones. Otra cosa es la credibilidad de las promesas. Tanto elpresident Montilla como Zapatero estuvieron de acuerdo en que lo que el largo y farragoso proceso del Estatut ha roto en la relación entre Catalunya y el resto de España no se arregla con medidas coyunturales. Es imprescindible la recuperación de la confianza. Y eso aún no se ha logrado.