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Carta destacada del día: 'Hay que dar ejemplo de responsabilidad a los hijos'

EL PERIÓDICO publica opiniones, réplicas y sugerencias de interés general, respetuosas hacia las personas e instituciones. No se considerarán las cartas de más de 15 líneas, que podrán ser extractadas. Aun así, resulta imposible publicarlas todas. Tampoco se mantendrá correspondencia o contacto telefónico sobre ellas. Deben constar: nombre y apellidos, DNI, domicilio y teléfono.

Diana Puig Bono
Eivissa

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La adolescencia es el tema principal en casi todos los medios de comunicación. Los jóvenes, su educación y su comportamiento preocupan a los padres y a los profesores, pero también a los obispos y a los políticos. Los adultos suelen pedir a los jóvenes que sean responsables, consecuentes con sus actos, aunque no siempre dan ejemplo, ya que a veces son incapaces de tomar decisiones que sirvan para orientarles, para madurar. Los jóvenes, por su parte, necesitan que los adultos los vean como personas inteligentes, moderadas, formadas, reflexivas, pacientes y responsables. Todo esto está muy bien, pero ocurre como con algunos grandes cocineros, que nos están hablando de comer bien, «sano y saludable», y, sin embargo, ellos salen en televisión sin miedo alguno a ocultar su gordura, señal de que tal vez dicen una cosa y hacen otra.

Yo estoy en esa edad en la que ni soy demasiado joven ni demasiado adulta. Eso sí, me pongo en el lugar de mi madre en relación con los últimos acontecimientos sobre el aborto. Espero que no me llegue a preocupar por si mi hija quiera abortar o no; lo que me preocuparía de verdad es, si eso llegara a ocurrir, que ella no contase conmigo. No hay que echar la culpa a la ley de la falta de confianza de una hija con sus padres: si una hija no confía en sus padres, es que los padres han fallado y no son dignos de esa confianza.

Por tanto, a los hijos hay que pedirles que elijan libremente qué hacer con su vida (sus estudios, su trabajo y sus relaciones amorosas), pero que nunca dejen de contar con los padres. Que no olviden que unos padres están para ayudar a sus hijos, para hablar con ellos y para escucharlos, aunque sin gritos, sin peleas.