La intersexualidad llega al Liceu con 'Alexina B.'

Raquel Garcia-Tomás (Barcelona, 1984) es la segunda compositora en la historia del Liceu que estrenará una ópera, después de Matilde Salvador con 'Vinatea', en 1974. La creadora barcelonesa, Premio Nacional de Música en 2020, se convertirá en la primera catalana que presenta una ópera en el Gran Teatre con el estreno este sábado de 'Alexina B'. El libreto de Irène Gayraud se basa en las memorias de Herculine Barbin (1838-1868), una persona intersexual.

Cuando iba para institutriz, los médicos descubrieron que Herculine tenía una pequeña vagina pero también un pequeño pene y testículos camuflados en el interior de su cuerpo que le provocaban intensos dolores. Se sentía un hombre con cuerpo de mujer y se transformó en hombre para ser feliz, pero acabó quitándose la vida ante el rechazo de una sociedad que no aceptaba al diferente. "El tema de la intersexualidad es complejo. Esta obra habla de la identidad de género y de una sociedad que impone unas normas. ¿Hemos cambiado tanto del siglo XIX a hoy respecto a este tema?", se ha preguntado García-Tomás. Es algo que analiza su obra, donde conviven el presente y el pasado.

Poca Callas y mucha Abramović en el Liceu

"Esta obra habla de la identidad de género y de una sociedad que impone unas normas"

— Raquel Gracía-Tomás

La mezzosoprano Lidia Vinyes-Curtis interpretará a la protagonista que da título a la ópera y la soprano Alicia Amo, a su gran amor, Sara. El resto de solistas encarnan a un montón de personajes, todo un desafío para la soprano Elena Copons, la mezzo Mar Esteve y el contratenor Xavier Sabata.

Con micrófonos

Marta Pazos, que ya trabajó con García-Tomás en la aclamada ópera cómica ‘Je suis narcissiste’ (2019), se encarga de la puesta en escena, en la que integra videocreaciones de la propia compositora. García-Tomás ha diseñado la música para esta pieza de tres actos y 22 escenas para un conjunto de cámara: un quinteto de viento-madrea, una arpa, un piano y una sección de 13 cuerdas. La interpretarán los músicos de la Orquesta Sinfónica del Liceu y el Cor Vivaldi-Petits Cantors de Catalunya, todos ellos capitaneados desde el foso por Ernest Martínez Izquierdo, extitular de la OBC que debuta en el Liceu. La partitura incluye electrónica y ha obligado a poner microfonía, todo un sacrilegio para los amantes de la lírica. Pero García Tomás lo defiende: "Utilizo los recursos de nuestra época para ganar en humanidad", ha declarado. "La amplificación natural permite escuchar desde la respiración al llanto, sonidos ultraprimitivos que emocionan".

Aroma francés

La obra transcurre en Francia en el siglo XIX y desprende una aroma francés no solo por el idioma del libreto sino por las referencias a compositores del romanticismo y del impresionismo. También hay un pequeño homenaje a Hildegard von Bingen, apreciada compositora de la Edad Media cuya música religiosa es recordada en algunos pasajes, y a Franz Liszt. "La música es muy sensorial", ha señalado la compositora. "No es un pastiche".

"Alexina/Abel es una heroína a la que hemos tratado con mucho respeto huyendo de la estigmatización"

— Marta Pazos

Marta Pazos ha valorado la apuesta del Liceu por una ópera protagonizada por "un personaje histórico invisibilizado". Su puesta en escena parte de la idea de ese diario que escribió Alexina B. "Es una historia poliédrica con diferentes tiempos narrativos a la vez. Va muy ligada a las emociones incluso a ese dolor o delirio que sienten las personas intersex". Define su puesta en escena como "una nebulosa donde todo está conectado" con algo de "realismo mágico".

Cuenta con coreografías de María Cabeza de Vaca "que aportan abstracción a una historia muy lietral", escenografía de Max Glaenzer y vestuario de Silvia Delagneau donde la simbología y el color son claves. El tono verde liquen que evoca la naturaleza pero también "el color del sistema, un personaje más". Es el color del orfanato, el colegio religioso, los hospitales y los juzgados por donde pasó la protagonista. "Es una heroína a la que hemos tratado con mucho respeto huyendo de la estigmatización". El equipo que firma la ópera espera que la obra ayude a sensibilizar a la sociedad y ayudar a transformarla en un lugar más inclusivo.

"Recomiendo a todo el mundo 'Mes souvenirs', para entender a las personas intersex que llevan una inmensa mochila de soledad y sufrimiento, de tener que aparentar", ha declarado Lidia Vinyes-Curtis, ante el desafío de un viaje de transformación brutal. "Herculine muestra sus diferentes facetas a través de sus relaciones con el resto de personajes. Ella quería ser honesta consigo misma por eso cambia de identidad".

Emociones profundas

La obra sigue la vida y pensamientos de Alexina/Abel, se introduce en su mente y en su cuerpo simbólico, en el que las luces y las sombras se manifiestan a través del ángel, que lleva la idea de la inocencia, el espíritu de la infancia, y el fantasma, que representa el miedo, el dolor , el rechazo y la pena frente a la imposibilidad del amor. "La música es muy clara, prístina", afirma Vinyes-Curtis. "Las tesituras del personaje de Alexina/Abel explican emociones profundas. Hay momentos muy líricos como cuando le explica a su madre que es un hombre y que quiere vivir así, o la primera noche de amor con Sara", dice García Tomás.

Una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales 2020 de la Fundación BBVA permitió desarrollar el libreto y la composición de esta nueva ópera con la que Víctor García de Gomar, director artístico del Liceu quiere reforzar la apuesta del coliseo por los creadores de nuestra era y la ópera de hoy. El Liceu ofreció la semana pasada '7 death of Maria Callas', de Marina Abramovic y antes apostó por el debut del escultor Jaume Plensa como director de escena, además de escenógrafo y diseñador del vesturaio, en 'Macbeth', de Verdi.