EL LIBRO DE LA SEMANA

¿El espionaje sirvió de algo?

John Le Carré vuelve al territorio de George Smiley en su útima novela para plantearse un nuevo dilema moral

El escritor británico John Le Carré en octubre del 2017 en Hamburgo.

El escritor británico John Le Carré en octubre del 2017 en Hamburgo. / periodico

Marta Marne

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George Smiley ha regresado a las librerías por última vez. Así lo asegura el propio John Le Carré que a sus 86 años ha decidido despedirse del personaje que más satisfacciones le ha brindado. Para ello, nos traslada a un pasado previo al de 'El espía que surgió del frío', una de sus novelas más aclamadas por público y crítica, para contarnos los antecedentes de la misma.

Peter Guillam disfruta de su jubilación en una granja de Bretaña, en el pueblo que le vio nacer. Aquellos días en los que trabajaba mano a mano con George Smiley han quedado atrás, y nada parece indicar que esa paz que vive en el presente vaya a cambiar. Hasta que recibe una notificación para que se presente en la sede central del Circus, en Londres. Los hijos de Alec Leamas y Liz Gold reclaman una compensación por la pérdida de sus padres. La documentación de la misión en la que perdieron la vida no está clara, y solicitan la colaboración de Guillam para tratar de aclararlo todo. Con lo que no cuentan es con que ese caso tenga tantas sombras en su haber.

Narrada en primera persona a través de la voz de Peter Guillam, este recurso muestra una perspectiva diferente respecto a novelas anteriores de la serie. En todo momento dominamos cada uno de los aspectos del caso porque, además de penetrar en la mente del narrador, podemos comparar entre lo que el personaje conoce y lo que confiesa conocer. No hay dobles juegos, no se oculta nada al lector. Esto enlaza directamente con uno de los temas recurrentes de Le Carré en su obra: la importancia del individuo frente a la colectividad. Esa voz narrativa nos hace comprender cómo las relaciones personales pueden dar al traste con toda la preparación que un agente experto lleve a cuestas. Él sabe en qué consiste su misión y cómo debe afrontarla por el bien de su país, pero el corazón humano no sabe de pautas.

Interrogatorios y diálogos son todo uno en 'El legado de los espías'. A través de ellos, Le Carré consigue una agilidad narrativa que se ajusta a lo que necesita la historia. Gracias a ello puede prescindir de largas descripciones de situación o de personajes, ya que son sus propias voces las que consiguen perfilarlos. Los informes leídos por Guillam en la novela sirven como contrapunto a las conversaciones, cambiando por completo el estilo y haciéndonos viajar a la Alemania del telón de acero.

No podía faltar el reflejo del momento actual, algo recurrente en la trayectoria de Le Carré, y utiliza para ello la voz de Smiley para expresar su opinión en contra del Brexit. Europeísta convencido, no comprende que unos pocos puedan determinar la ruptura de una comunidad tan grande. En un brillante alegato final reflexiona acerca de que él siempre ha luchado por sacar a Europa de la oscuridad para llevarla a una nueva edad de la razón. A estas reflexiones se une el cuestionamiento sobre del papel que jugaron los propios espías en la Guerra Fría. Los dirigentes actuales del Circus no valoran ni respetan las misiones llevadas a cabo en el pasado, en parte por la falta de compromiso con la sociedad que se vive en la actualidad, en parte por un cuestionamiento de los procedimientos y de las decisiones que se tomaron en aquellos instantes de la Historia. Frente a ello, Guillam, que vivió aquella época de primera mano, trata de defender la postura opuesta. Su trabajo. Su legado. Que el lector decida qué bando elige.