CRÍTICA DE CINE
Crítica de 'Cavernícola': un respeto de Aardman
Los personajes son menos entusiastas que en obras mayores de Nick Park, pero es una producción Aardman
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
Menos inspirada que las producciones anteriores de Nick Park y los estudios Aardman, 'Cavernícola' funde la prehistoria con la creación del fútbol y tiene su esperado clímax en un partido que enfrenta a dos equipos cuya visión del juego es antagónica, las estrellas sobradas (algún futbolista actual podría verse reflejado sin problemas en el goleador de este equipo en teoría imbatible) y los que juegan desaliñadamente pero también de manera más creativa.
Park hace una vez más de lo analógico materia de estilo, aunque el soporte final sea digital. La estética de los personajes y objetos de plastilina animada, imperfecta pero esa es su mayor virtud estética, y el proceso 'stop-motion', que los estudios Aardman llevan reivindicando desde que crearan a Wallace y Groomit, están convenientemente afinados (fondos, movimientos físicos, efectos de luz, gestualidad) y no faltan las canciones de rigor para animar algunas secuencias.
'Pero, en el fondo, 'Cavernícola' es un filme desnudo: de veleidades, artificios, saturaciones o subrayados. Va al grano (el conflicto entre dos tribus, el entrenamiento en los rudimentarios campos y el partido final narrado con la ironía épica conveniente) y se reivindica a los ojos de todos los espectadores en su clarividente pureza.
Los personajes son menos entusiastas que en obras mayores de Park, caso de 'Chicken Run: Evasión en la granja' o la teleserie 'La oveja Shaun'. El argumento tiene más de un momento en que se desinfla. Los momentos fuertes lo son menos y algunos gags resultan insuficientes o reiterativos. Pero es una producción Aardman, y eso solo ya invita al respeto.
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