Así cayó Berlín

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Alfredo Valenzuela

La caída de Berlín, en abril y mayo de 1945, simbolizó la crueldad del régimen nazi con su propio pueblo, según dos libros recientemente publicados en España: la novela "Final en Berlín", del alemán Heinz Rein, y el testimonio "Los cien últimos días de Berlín", del español Antonio Ansuátegui.

La novela de Rein, que supera las 800 páginas, ha sido publicada por primera vez en español por Sexto Piso, mientras que el testimonio de Ansuátegui, considerado un "escritor fantasma" porque nada más se conoce de su vida y jamás publico otro libro, es una reedición a cargo de Espuela de Plata, ya que se publicó por primera vez en julio de 1945, dos meses después de la caída de Berlín.

A diferencia de la novela de Rein, la obra de Ansuátegui es muy breve, de apenas un centenar y medio de páginas distribuidas en capítulos también breves, pero curiosamente ambas obras están escritas "en caliente", ya que "Final en Berlín", aún con su extensión, se publicó en 1947 en la antigua República Democrática Alemana, en la editorial del Partido Socialista Unitario de Alemania.

Heinz Rein, fue periodista deportivo en los años veinte y por su adscripción izquierdista estuvo bajo custodia de la Gestapo y fue condenado a trabajos forzados, mientras que Antonio Ansuátegui, según su propio testimonio, marchó en 1943 a Alemania para estudiar ingeniería en Charlottenburgo, pero el transcurso de la guerra le empujó a Berlín, a Breslau y otra vez a Berlín, donde fue testigo directo de la debacle nazi.

"Los cien últimos días de Berlín" lleva un prólogo del crítico y escritor José Luis García Martín, profesor de la Universidad de Oviedo, quien destaca que Ansuátegui "no quiere apartarse de su papel de testigo" porque, en efecto, se limita a contar lo que vio y cuando cuenta algo que no vio siempre aclara que se lo contaron.

García Martín describe este testimonio como "un espléndido reportaje, una obra maestra del periodismo escrita por un aficionado", mientras que los editores de Rein destacan igualmente su condición de periodista al construir un "testimonio histórico con un pulso narrativo repleto de imágenes absorbentes y casi cinematográficas sobre el inminente colapso del régimen nazi".

A diferencia de Ansuátegui, que trata de mantenerse al margen de los acontecimientos, la obra de Rein tiene un componente político al elegir como protagonistas a los escasos alemanes que lucharon en la clandestinidad para que sus compatriotas, ante una derrota irremisible, depusieran las armas.

La intención de esta lucha clandestina, cuyos protagonistas pagaban, si eran descubiertos, con una muerte inmediata por desertores y derrotistas, era evitar más sufrimientos a los centenares de miles de berlineses que se hacinaban en los refugios subterráneos, en su mayoría mujeres, niños, ancianos y heridos de guerra que además habían sufrido los masivos bombardeos a que había sido sometida la ciudad.

Además de los incisos políticos y de una detallada descripción de los efectos de los bombardeos, Rein reproduce en sus páginas partes y comunicados completos del alto mando alemán y mensajes, del ministro de propaganda Goebbels y del propio Hitler tal y como se publicaron en periódicos o pasquines, con la idea de rebatirlos dejando al descubierto el cúmulo de mentiras con las que los nazis llamaban a la destrucción total antes que a la rendición.