ENTREVISTA

Anahí Berneri ('Alanis'): "Las putas son como la roña que metemos bajo el felpudo"

La directora argentina relata la vida de una joven trabajadora del sexo en Buenos Aires en su premiada quinta película

Anahí Berneri (izquierda), con la actriz Sofia Gala, en el rodaje de 'Alanis'

Anahí Berneri (izquierda), con la actriz Sofia Gala, en el rodaje de 'Alanis'

Nando Salvà

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Hace unos meses se convirtió en la segunda mujer en toda la historia en ganar la Concha de Plata a la Mejor Dirección del Festival de Cine de San Sebastián. Logró el honor con su quinta película, 'Alanis', tres días en la vida de una joven trabajadora del sexo en las hostiles calles de Buenos Aires.

¿Por qué decidió poner el foco en una trabajadora sexual? Alguien tiene que hacerlo. En mi país el Estado trata de hacerlas desaparecer, de esconderlas como intenta esconder a los mendigos. Las putas son como la roña que metemos bajo el felpudo, como suele decirse. Argentina no persigue la prostitución ni la pena, pero no existen lugares autorizados donde ejercerla. Por tanto, a efectos prácticos el oficio está en un limbo. Todo se reduce a esa idea según la cual el Estado tiene la potestad sobre el cuerpo de la mujer. En Argentina se contemplan la libertad de género y el matrimonio del mismo sexo pero, por ejemplo, el aborto es ilegal.

En las películas, las prostitutas normalmente aparecen retratadas como víctimas, pero 'Alanis' rechaza ese enfoque. Sí, totalmente. Pensar que toda mujer que se prostituye tiene detrás a alguien que la está explotando, porque de otro modo nunca elegiría la prostitución, aparta la mirada de una realidad más compleja. Y eso es exactamente lo que hace la ley de muchos países, que de forma muy hipócrita trata de equiparar las trabajadoras sexuales con las víctimas de trata. Lo cierto es que hay mujeres para quienes vender su cuerpo es preferible a hacer otros trabajos en los que se sienten más explotadas, y deberían tener los mismos derechos y la misma protección institucional. Hay que dejar de cambiarse de acerca cuando nos las cruzamos por la calle, de tratarlas como si fueran inmorales.

¿Por qué decidió que Alanis fuera madre además de prostituta? Porque el 70% de las mujeres que ejercen la prostitución en mi país son madres. Y no te olvides de que el insulto más grave que puede pronunciarse es "hijo de puta". Se perpetúa una imagen de la madre que tiene que ver con la virgen, como si concibiéramos a nuestros hijos como lo hizo María. A los niños se los educa impidiendo que vean a su madre como un ser sexual. Por eso una madre puta es algo tremendo e inconcebible.

¿Explica eso los problemas que ha tenido con el cartel promocional de Alanis, en el que la protagonista aparece dándole el pecho a su hijo? Sí, alguna cadena de multicines se negó a exhibir la película a causa de él. Me acusaron de atentar contra la familia. Ahora, con los carteles que muestran a enseñando el culo y las tetas no tienen problema. Es de locos. Es que dar el pecho sigue siendo un tabú. A mí más de una vez me han dicho que no podía hacerlo en público.

En Argentina hay más mujeres digiriendo películas que en casi cualquier otro país del mundo. ¿Diría usted que es una industria igualitaria? Bueno, no conozco a ninguna versión argentina de Harvey Weinstein. Por otro lado, las mujeres hacemos muchas películas pero ninguna de presupuesto medianamente elevado. Y a lo largo de mi carrera yo he tenido que soportar que se me tratara de histérica o de diva solo por verme obligada a levantar la voz durante un rodaje. Y, puesto que estuve muchos años casada con un productor, me costó muchísimo tiempo que dejaran de referirse a mí como "la mujer de…".