CRÓNICA DE MÚSICA

Jacob Collier, abracadabra

Los vídeos que le hicieron famoso eran asombrosos, y en vivo es aun más asombroso, porque construye esa música tan compleja en directo, capa por capa

Jacob Collier, en La 2 de Apolo

Jacob Collier, en La 2 de Apolo / periodico

Roger Roca

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"¡Que levante la mano quien crea que tiene un mundo propio!". La levanta todo el mundo. Gritos de entusiasmo. "Es superimportante conocer tu propio mundo interior, superimportante", dice ahora el chico que corre sin parar por el escenario con un micrófono inalámbrico de diadema. Podría ser una charla motivacional. Es el primer concierto en Barcelona de Jacob CollierJacob Collier, el joven inglés de 23 años que pasó de colgar en Youtube los vídeos que grababa en su habitación a tocar en el festival de Montreux. Hace dos años que Collier llena salas de concierto en todo el mundo presentando 'In my room', un primer disco grabado en solitario e íntegramente en esa habitación que fue su ventana al mundo. El jueves tiene La [2] de Apolo a reventar. Sin gastar un duro en carteles ni anuncios y sin apenas promoción en los medios locales. Por lo visto no la necesita. Collier saluda al público y a cámara. Hola Barcelona, hola mundo. Porque el concierto se ofrece en directo por internet. En Youtube, cómo no.

Los vídeos que le hicieron famoso eran asombrosos, y en vivo Collier es aun más asombroso, porque construye esa música tan compleja en directo, capa por capa. Va de la batería al teclado, del teclado corre al contrabajo y de un salto se planta en  la banqueta del piano. Cada sonido se añade al siguiente y la música nunca para. Por momentos toca dos instrumentos a la vez, uno con cada mano y en nada tiene levantada una canción. Es como una versión 'techie' del aprendiz de brujo de Disney que nunca pierde la sonrisa, por complicado que sea lo que tiene entre manos. ¿Y qué se trae entre manos? Compases dislocantes, armonías vocales a seis voces cantadas con una voz clara que a ratos parece la de Bon Iver. Se pueden contar porque para cada voz, la pantalla que llena el fondo del escenario muestra la cara de Collier multiplicada por seis. Tantas voces, tantas caras. Resulta que tiene un dispositivo que convierte su voz en un sonido más del teclado. Tantas teclas, tantas voces. Se lo hicieron a medida en el Michigan Institute of Technology, el no va más en tecnología. Nos lo cuenta él mismo entre canción y canción. También nos explica que el árbol de trazo infantil que aparece cuando toca el piano lo dibuja él a través de un sistema informático que traduce el sonido en imágenes.

Muchas manos alzadas

El público escucha las explicaciones con tanta atención como la música. Un concierto de Collier tiene algo de TEDTalk. De convencerte de que tú puedes hacerlo. Y el público de Collier puede hacer cosas impresionantes. A indicación del músico, La [2] retumba con palmas de nivel avanzado o se convierte en un coro gigante que canta a dos voces. Y no precisamente un par de "la, la, las", sinó estrofas de cuatro versos que aparecen escritos en la pantalla. Los fans de Collier aguantan sin pestañear solos de teclado de lo más alambicados y un largo soliloquio al piano, en el que Collier se regala, quizás un poco más de la cuenta. "Es la balada más larga que he escuchado nunca", le dice una joven espectadora a otra. Y no es una queja, es una celebración.

Ese mismo público, atento a todo, con una capacidad impresionante de absorber información, jalea cada requiebro que Collier le añade a 'In my room', la canción de Brian Wilson que da título al disco, suspira con cada melisma de la voz blanca de Collier y se vuelve loco con la frenética versión del clásico de George Gerswhin 'Fascinating rhythm'. '¡Que levanten la mano los fans de Gerswhin!'. Muchas manos alzadas. Muchos más 'likes', cabe suponer, en el 'streaming' de Youtube. A la mañana siguiente, mientras el incombustible Jacob Collier da una clase magistral en el Taller de Músics, el vídeo ya lo han visto más de 20.000 personas. Collier sigue subiendo.