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The Excitements, el centro de atracción

El grupo culmina la gira de 'Breaking the rule' con dos conciertos en Apolo que se recogerán en un disco y un DVD

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Jordi Bianciotto

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En sus ocho años de trayectoria, The Excitements se han asentado valiéndose de sus directos calóricos, espectaculares y sujetos a una rigurosa estética musical, iluminada por el rhythm’n’blues y el soul de los primeros años 60. La banda barcelonesa transmite una mezcla de pasión y erudición, y recuerda uno de sus principios: “antes que músicos, somos fans de la música”, resume uno de sus fundadores, el bajista Daniel Segura, en vísperas de los conciertos de este miércoles y jueves en Apolo, dentro del 49º Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona.

Estas actuaciones representan el clímax de la gira de su tercer trabajo, ‘Breaking the rule’, y se grabarán con destino a un disco y DVD producido por Jim Diamond (The White Stripes, Rodríguez). Y a estas alturas, que les tachen de grupo ‘vintage’ o ‘revivalista’ les causa poco efecto. “Al final, lo que hacemos es música clásica. Nadie le dice al director de una orquesta sinfónica: ‘oiga, usted toca una música muy antigua’”, alega el guitarrista Adrià Gual, que sitúa sin complejos el imaginario del grupo “en la época de tránsito del rhythm’n’blues al soul, más o menos entre 1958 y 1963”.

Lenta incubación

Segura y Gual impulsaron la banda con la complicidad de Enric Bosser, compositor y responsable de Penniman Records. Estuvieron durante casi un año ensayando y probando músicos a puerta cerrada, moldeando el invento. “Había que explicar a cada músico cuál era el estilo, el lenguaje, qué podía tocar y qué no”, recuerda Gual, cuyo objetivo era establecer una banda profesional, no un ‘hobbie’. “Yo no quería a nadie que me dijera ‘esta gira no puedo hacerla, trabajo en un banco y tendría que pedir vacaciones’”. Y en ese tiempo apareció la pieza destinada a dar al grupo la imagen y la puesta en escena que necesitaba: la cantante Koko Jean Davis.

Nacida en Mozambique, padres catalanes, vida de trotamundos entre Iowa y el Brasil, Davis encajó con su estilo vocal ardiente, inspirado en voces tanto negras como blancas, del soul y del rock (“si quiere halagarme, ¡diga que a veces le recuerdo a Robert Plant!”), e hizo suyas canciones que podían incorporar mensajes de rompe y rasga legibles en clave feminista. “O más bien pro-mujer”, matiza. “Textos enfocados a una mujer fuerte, que planta cara. Para hacértelos tuyos tienes que ser así dentro y fuera del escenario. Si no, no funcionaría”, argumenta Koko Jean Davis, que pasó brevemente por una franquicia española de The Supremes. “Lo intenté, pero ese no era mi carácter, aunque fue una escuela. No es lo mismo ser una Diana Ross que una Sugar Pie DeSanto”, explica comparando la estilizada líder de aquel grupo con cierta, desgarrada, voz del rhythm’n’blues.

Presencia explosiva

Pero ella aportó algo más: una presencia escénica desenfrenada y sexi, que puede hacer pensar en una Tina Turner juvenil. “Me encanta ser el centro de atracción y flirtear con el público, jugar con él. Eso es lo mío”, admite sin rodeos. Conocedora de los recursos para dominar las tablas, llegó a desarrollar un curso de presencia escénica. “Daba consejos sobre cómo prepararse mentalmente, cómo sentirse seguros, adónde mirar… Puedo ayudar a artistas que quizá cantan mil veces mejor que yo pero que no tienen esa actitud”, explica Davis, admiradora, por otra parte, de figuras modernas como Beyoncé, “que puede cantar lo que quiera y además es super-jefa”.

The Excitements se han caracterizado por su intensa actividad en directo (“unos 80 conciertos al año, a veces hasta un centenar”, ilustra Adrià Gual), buena parte de ellos en otros países, Francia sobre todo. Quizá por ello, y porque Koko Jean Davis se dirige siempre al público en inglés, durante un tiempo parecían una banda extranjera. “Puede que sea culpa mía; me ven y creen que soy norteamericana”, musita.

Pero ya no tienen que dar más explicaciones: han llegado donde querían y a su manera, ejercitando “un ‘hazlo tú mismo’ muy punk, basado en la rabia y el cabreo”, apunta Daniel Segura. Lo podrá comprobar el público de Apolo, donde ofrecerán “un ‘best of’”, anuncia, “incluyendo canciones apartadas del repertorio desde hace tiempo”.