FESTIVAL DE TEATRO EN GIRONA

Mario Pensotti deslumbra en Temporada Alta

El creador argentino sorprende con 'Arde brillante en los bosques de la noche', montaje inspirado en la revolución rusa y expuesto con el lenguaje de las marionetas, el cine y el teatro

Escena del montaje 'Arde brillante en los bosques de la noche', de Mario Pensotti, en el Temporada Alta.

Escena del montaje 'Arde brillante en los bosques de la noche', de Mario Pensotti, en el Temporada Alta. / periodico

César López Rosell

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Cierre de altura en Temporada Alta. Los espectáculos del argentino Mario Pensotti y del lituano Oskaras Kurnisovas, junto al estreno de la versión de 'Cyrano' con Lluís Homar antes de su desembarco en Barcelona, han puesto el broche a una edición del festival artísticamente brillante. La presencia de figuras internacionales como Declan Donnellan, Josse de Pauw, Federico León, Guy Cassiers, Christiane Jatahy, Romeo Castellucci, Alain Platel y la compañía 1927 y su 'Golem', entre otros, han confirmado el prestigio de esta muestra de otoño.

En su cuarta aparición en la cita, tras ‘La marea’. ‘Cineastas’ y ‘A veces parece que te veo’, el siempre sorprendente Mario Pensotti, ha impactado con ‘Arde brillante en los bosques de la noche’. El multidisciplinar montaje, presentado en El Canal de Salt,  reflexiona sobre la huella que ha dejado en la sociedad y la cultura contemporánea la revolución rusa, de la que se cumplen 100 años, y especialmente de la manera que esas ideas han incidido en la liberación de la mujer. El autor y director ha tirado del hilo del pensamiento de la activista femenina soviética Alexandra Kollontai y de sus conceptos sobre libertad, la utilización del cuerpo y la sexualidad para resaltar que el capitalismo construye una identidad femenina específica.

La calidad actoral escénica y cinematográfica de 'Arde brillante en los bosques de la noche' es maravillosa

La pieza explica la experiencia de tres mujeres de hoy, cuyas vivencias están marcadas de forma muy diferente por la influencia del hecho histórico. Pero más allá del fondo de la cuestión, brilla la forma utilizada para transmitir unas ideas edificadas sobre una ironía crítica. El triple lenguaje empleado para contar cada una de las historias (las marionetas, el teatro y el cine) constituye en sí otra revolución, pero esta vez escénica. El trabajo de los cinco intérpretes, multiplicándose en el manejo de unos títeres que son una copia exacta de sus manipuladores y su calidad actoral escénica y cinematográfica es sencillamente maravilloso.

En esta estructura de ficciones dentro de ficciones, como si de una gran 'matrioshka' rusa se tratara, fascina todo el delirio creativo. Un epílogo acaba envolviendo todo. En él se admite que de aquella convulsión política y social solo quedan fogonazos aislados, especialmente en Suramérica, y que desde la revolución a lo que se ha llegado es a la explotación. Pensotti habla de cómo el capitalismo utiliza a los cuerpos humanos como mercancía para extraer beneficios en lo laboral y sexual. La cinta, con imágenes muy explícitas, muestra por ejemplo cómo tres presentadoras de un programa político de TV acuden a un club de estrípers masculinos cerca de Iguazú, donde vive una colonia de descendientes de antiguos huidos de la revolución rusa y se asoma a la explotación más inhumana en una fábrica clandestina.

La génesis del fascismo

De los siete espectáculos ofrecidos por el referencial Oskaras Kurnisovas en el festival, ‘Pamiselis’ (Diario de un loco’), basado en la obra de Nikolai Gogol que retrata la génesis del fascismo, es el más esencial. El magnífico actor Eimantas Pakalka narra con gran expresividad la evolución de un hombre que pierde su identidad y, a medida que entra en una delirante locura, se convierte en un megalómano que reproduce esquemas propios de los dictadores más reconocidos. Más allá de la buena interpretación, el montaje no quedará en el balance de las grandes apuestas de esta muestra.