ENTREVISTA

Marco Mezquida, los años fértiles

El pianista menorquín cierra su ciclo de conciertos en el festival de jazz de Barcelona con un recital a piano solo en el Conservatori del Liceu

El pianista menorquín Marco Mezquida

El pianista menorquín Marco Mezquida / periodico

Roger Roca

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Su primer disco en solitario, con fecha de 2013, lo tituló 'La hora fértil'. Quizá se precipitó en el diagnóstico. Este año ha publicado tres discos más a su nombre. El año pasado fueron cuatro. Y eso sin contar las grabaciones en que participa. La discografía de Marco Mezquida crece sin parar. Su agenda de conciertos, otro tanto. Hizo una sonada entrada en el circuito del jazz a principios de década, primero como acompañante y ahora cada vez más como líder. "Acabo de cumplir 30 años y sí que noto un poco de plomo existencial", dice con humor, "pero tengo la energía suficiente para hacerlo todo. La década de los 20 ha sido la de darme a conocer. Esta quiero que sea la de tocar y tocar y abrir fronteras". Se refiere a aduanas como las de Suiza o Portugal, donde ha actuado este mes, pero también a la frontera que separa la escena 'underground' del jazz local del circuito de auditorios y teatros. "Parece que lo de ser 'underground' nos de un halo de interés, y no. Cualquiera de nosotros podría estar programado en recintos más grandes".

Mezquida está dando ese salto. El punto de inflexión, dice, fue el concierto a piano solo que dio hace dos años en el Palau de la Música y que acaba de publicar en disco. "Allí sentí que mi música podía funcionar tan bien frente a 20 personas en un local como Robadors 23, que es mi segunda casa, como frente a 500 personas en un auditorio. Pero sigue siendo tan 'underground', tan luminosa o como la quieras llamar, toque donde toque".

En su 49 edición, el Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona ha reconocido su condición de estrella local programándole en cinco ocasiones, en formaciones distintas y siempre en escenarios nobles, algo insólito hasta ahora. Mezquida se lo toma como un reto personal y una responsabilidad hacia sus compañeros. "A mí me va muy bien, pero tengo que decirlo con la boca pequeña porque formo parte de un colectivo que quizás no ha estado suficientemente representado hasta ahora. Me gustaría que este ciclo fuera un éxito para que esto vaya a más y el año que viene quizás sea otro el músico que esté en mi lugar".

Retrato de artista

El colofón a este 'retrato de artista', como lo ha bautizado el festival, es el concierto del martes (20.30 horas) en el Conservatori del Liceu. Un recital a piano solo en el que la música de Mezquida comparte escenario con proyecciones de imágenes del fotógrafo francés Jean-Pierre Leloir, que retrató con maestría a los grandes del jazz de los años 50 y 60 durante sus visitas a Europa. Son fotografías recogidas en el libro 'Jazz Images' y expuestas en la FNAC Triangle y l’Illa. Mezquida las ha agrupado en tres grandes bloques, como si fueran una suite visual: las que revelan la psicología de los artistas, las que los muestran haciendo música y las fotografías más informales, como las de Miles Davis tomando el sol en bañador. "No se trata de un tributo a estos músicos, sino de reflejar con la música el sentimiento que me provocan esas fotografías", dice con rotundidad Mezquida, que se reconoce poco mitómano. "Fueron artistas que lucharon muchísimo y dejaron una huella enorme, pero para mí la historia del jazz está un poco mitificada. El aura de lo antiguo es muy potente, como en la música clásica. ¿Qué diría Mozart si viera como se habla de él hoy en día? !Si le enterraron en una fosa común!"

Al Mezquida del 2017 le interesa explorar el ahora, y eso es lo que potencia en los conciertos improvisados a piano solo. "Ahí me siento un poco dueño del tiempo y del espacio. Puedo empezar con una melodía, con algo barroco, o renacentista, o con algo muy cálido o muy violento, puedes contar muchas cosas. Este vértigo me estimula más que tocar un repertorio de canciones, y creo que gracias a esta entrega física y psíquica el público también puede vivir un viaje".