ENTREVISTA

Lagartija Nick: "Queremos atravesar de nuevo el flamenco"

La banda granadina reaparece con su formación original para presentar 'Crimen, sabotaje y creación' en La 2 de Apolo

Lagartija Nick, en una imagen promocional

Lagartija Nick, en una imagen promocional

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Lagartija Nick reaparece, seis años después de su última señal discográfica, con ‘Crimen, sabotaje y creación’, una obra de sonoridad dura y exploradora, que libera tensiones y dolores acumulados. El grupo de Granada lo presenta este jueves en La 2 de Apolo (21.30 horas) con su recuperada formación original. Hablamos con Antonio Arias (voz y bajo) y Juan Codorniu (guitarra).

Un disco de contenido denso. (Antonio Arias) ¡Con dinamita! Tiene una carga emocional fuerte, pero siempre con la voluntad de hacer algo más allá del dolor. Algo artístico, crear una obra.

La muerte de su hermano Jesús (líder de TNT y periodista), hace dos años, ¿es el motor anímico del trabajo? (A. A.) Es lo que le da unidad, lo fundamental. (Juan Codorniu) Pero ese dolor personal se transforma en una reivindicación de lo comunitario a través de esa profundización en el folclore andaluz y la vocación de trascender e ir a lo universal.

El título del disco es el de una canción del trabajo anterior. (A. A. ) Sí, aquí se convierte en una pregunta lanzada al aire: ¿cómo tomamos partido en nuestra experiencia vital y musical? Cuando nos dicen “vuestra carrera es un suicidio” respondemos: “no, no, ¡es un crimen!”. El caso de mi hermano nos dice que estamos perdiendo a una generación de más de 50 años que parece que ya no tenga nada que decir, y es un drama. Ver como lo echaron de donde trabajaba, ‘Granada hoy’, con esa enfermedad de quedarnos sin trabajo y que se nos asocie al fracaso, cuando es tan importante como el éxito… Pero no se trata solo de sabotear el sistema sino de ser creativos y dar un mensaje de esperanza y lucha. (J. C.) Hay una violencia sistémica y le damos una salida creativa.

El grupo, ¿es víctima de esa violencia? (A. A.) Bueno, en nuestro caso es por gusto y por necesidad, por masoquismo…

¿Tienden a la oscuridad? Buscamos seguir nuestra ruta iniciática. Siempre huyendo del sistema general. Ahora estamos de nuevo en una ‘multi’ y sentimos la responsabilidad de defender el discurso ante más gente. Porque el rock se ha ido de vacaciones a la playa. ¡Nosotros somos los Rodríguez del rock, que nos hemos quedado en casa! (J. C.) Por otra parte, siempre nos gustaron los sonidos oscuros.

Hablamos de The Jesus & Mary Chain. (J. C.) Y de Bauhaus, Love and Rockets, The Psychedelic Furs, The Chameleons, Joy Division… (A. A.) Y Décima Víctima, y Derribos Arias… (J. C.) Pero luego, como puede ver, somos chicos quizá extraños pero simpáticos. (A. A.) ¡Te tienes que reír incluso de tus desgracias!

En este disco vuelven a hacer incursiones en palos flamencos. ¿Tiene algo que ver el reencuentro del año pasado con ‘Omega’, su disco con Morente, con motivo de su reedición y del documental? (J. C.) Claro, revisar  todo eso nos puso de nuevo en situación. Y quisimos reivindicar a Víctor Charico, que es nieto de la familia Quero, y contar la vida de su abuelo, Víctor Quero Charico, de los maquis de Granada.

Habla de la canción ‘La leyenda de los hermanos Quero’. (A. A.) Sí, ahí queremos atravesar de nuevo el flamenco, como una bala. Y los Quero nos llevan a la sevillana ‘Soy de otra Andalucía’, de un grupo de los 70, Gente del Pueblo. (J. C.) Huye de la temática habitual de las sevillanas: son unas sevillanas jornaleras. Y en ‘Europa, Europa’, eso conecta con un dolor comunitario, de ciertas clases sociales, y con una solidaridad internacional.

Sevillanas jornaleras. ¿Es un género? (J. C.) Pues yo creo que sí. A las sevillanas siempre se las ha asociado al señorito, el caballo, y está bien para quien le guste, de eso vive mucha gente, pero José María Carrillo, de Gente del Pueblo, acabó en la cárcel por las letras que hacía. Y actualmente sigue en el sindicato, el SAT, ocupando fincas y supermercados. Con las sevillanas ha hecho siempre lo mismo: ocuparlas como quien ocupa un cortijo. Y le gustan, ¿eh? (A. A.) Le recomiendo que escuche su primer disco. Convertían la canción en un tratado del campo andaluz. ¡Debes tener un diccionario al lado para entenderlo!

Las sevillanas parecían estar muy lejos de Lagartija Nick. (A. A.) En ‘Omega’ coincidimos todos en abordar los palos más dramáticos: seguiriyas, soleás… La seguiriya tiene ese carácter hindú, místico: es como una goma que se estira y siempre tiende a volver a la misma nota. (J. C.) El disco propone una actualización del sonido de los primeros discos, y con teclados.  Pero no se queda ahí. Seguimos siendo lagartijas inquietas.

‘Omega’ ha ido salpicando la entrevista. ¿No les parece que ahora se le venera mucho más que cuando salió? (J. C.) ¡Por supuesto! Al principio estuvo en el ostracismo. (A. A.) Fue un drama. Nos quedamos en una burbuja, solos, obsesionados con el disco. En el teatro Albéniz, de Madrid, el público nos quería echar: unos pitidos, unos insultos… Y te preguntas: ¿dónde está ahora toda esa gente? Pero ‘Omega’ lo cambió todo, y eso es para siempre. Hasta que muramos. Intentaremos ser dignos, hijos y compañeros de ese disco.