CRÍTICA de 'FER-SE TOTES LES IL·LUSIONS POSSIBLES

Una cata póstuma del Pla memorialista

'Fer-se totes les il·lusions possibles' incorpora notas censuradas, desestimadas u olvidadas. En general son brillantes

josep pla

josep pla / periodico

Vicenç Pagès Jordà

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Cuando una editorial recupera textos inéditos de un autor difunto y consagrado, la pregunta es si vale la pena. A menudo, la respuesta es que sí en el caso de que el lector conozca toda la obra publicada. Lo que un autor como Josep Pla deja inédito son textos inacabados, rechazados, borradores y 'laundry lists'. Es lo que sucede con 'La vida lenta', restos de unos cuantos dietarios de ir por casa que Destino recuperó hace tres años. En cambio, en 'Fer-se totes les il·lusions possibles i altres notes disperses' se aprecia una clara voluntad de estilo. Si 'La vida lenta' nos mostraba un Pla humano -demasiado humano-, este último libro es una buena cata del Pla escritor.

Durante tota su vida, Josep Pla amontonó notas dispersas, un cajón de sastre sin mucho rigor cronológico que tomó forma en volúmenes como 'El quadern gris' o 'Notes del capvesprol'. La entrega póstuma que llega ahora, reunida por Francesc Montero, incorpora notas censuradas, desestimadas, quizá olvidadas. La proporción de cotilleos, descalificaciones, provocaciones y latigazos es muy elevada; en general son brillantes, aunque en raras ocasiones resultan crueles o gratuitas.

La entrega póstuma que llega ahora incorpora notas censuradas, desestimadas u olvidadas. En general son brillantes

Me han interesado mucho las consideraciones sobre la economía y la sociología de la Catalunya sometida al franquismo, y también la crítica de la "clase política (parasitaria) de Madrid (militares, latifundistas, alta clerecía)". Las consecuencias de la dominación cultural en Catalunya fueron devastadoras: "Trobar un català normal és difícil".

Los lectores disfrutarán de los comentarios mordaces sobre autores como Sagarra, Carner o Serrahima. En lo que respecta a Ignasi Agustí y Carles Sentís, la crítica se dirige más a la persona que a la obra. Las descripciones, los aforismos, los fragmentos de cartas, los recuerdos de encuentros y tertulias permiten hacerse una idea de qué era Catalunya en las décadas posteriores a la guerra, con un énfasis en aspectos como la revista 'Destino'.

Lo peor del conjunto son los poemas, que el mismo autor consideraba infames, y alguna broma de puertas para adentro. La mezcla de confesiones eróticas, análisis del poder, crítica literaria y consideraciones morales es característica de Josep Pla, y no difiere mucho de la que se encuentra en el resto de su obra memorialística. Quedémonos con una frase que suscribiría más de un votante de la CUP: “L’exèrcit és el braç armat de la diferència de classes”.