CRÓNICA DE MÚSICA

La Staatskapelle Weimar seduce con Rachmaninov

La formación alemana inauguró la temporada de grandes orquestas de Ibercamera en el Auditori junto la violinista Viviane Hagner, que interpretó un concierto de Beethoven

Concierto de la Staatskapelle Weimar en el Auditori

Concierto de la Staatskapelle Weimar en el Auditori

César López Rosell

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Pistoletazo de salida a la temporada de orquestas internacionales de Ibercamera en el Auditori con la Staatskapelle Weimar, formación con 525 años de historia. La huella dejada por los alemanes en las sus tres anteriores apariciones hizo que la promotora insistiera con esta nueva cita, a la que acudieron acompañados por su compatriota Viviane Hagner, una de las más destacadas violinistas actuales, elegida para recrear el único concierto para este  instrumento y orquesta escrito por Beethoven. Otro de los alicientes de la velada era el debut en este ciclo de Antonio Méndez, director mallorquín, de 33 años, que está haciendo carrera en Europa. Su mayor reto era dirigir la ‘Sinfonía, número 2’ de Rachmaninov.

La primera parte duró una hora al incluir Hagner un bis para corresponder a los reiterados aplausos recibidos por su interpretación de la página del genio de Bonn, y la segunda sobrepasó este tiempo al ofrecer una propina tras la ejecución de la obra del compositor ruso. Eran más de las 11 de la noche y las aclamaciones todavía resonaban en la sala. Ello no significa que en esta primera propuesta (a la que seguirán otras con la Orquesta del Mariinski y Valery Gergiev. la Philharmonia Orchestra, la Nacional de Hungría o la Orquesta de París), los resultados fueran equilibrados. La de Beethoven es una pieza que exige una gran expresividad sonora del instrumento. la intérprete acreditó una notable musicalidad y fidelidad al estilo, pero el ensamblaje con la formación no fue todo lo preciso que pide el considerado como "la madre de todos los conciertos" para este instrumento y orquesta y el resultado acabó siendo algo frío.

Dónde si se notó la batuta de Mendez fue con Rachmaninov. Con el grueso de la orquesta en el escenario, el director exhibió un gesto elegante y preciso en las indicaciones para interpretar esta obra de gran belleza y dramatismo. Hubo una perfecta coordinación entre las secciones de la Weimar y toda la poesía, vitalismo y épica de los enlazados temas fluyó hasta llegar al vibrante final..