CRÓNICA

Chick Corea, regreso al pasado

El pianista se reencontró con el batería original de Return to forever, Steve Gadd, en el Voll Damm Festival Internacionmal de Jazz de Barcelona

Chick Corea en el Palau de la Música.

Chick Corea en el Palau de la Música. / Ferran Sendra

Roger Roca

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

“Esto es como hace cuarenta años. Estoy en un concierto de Chick Corea con gente mayor que yo mientras los franquistas meten a gente en la cárcel”, le decía enfadado un espectador a otra a la salida del Palau de la Música la medianoche del jueves mientras consultaba las últimas noticias en el móvil. Era la única cara larga que se veía en las escaleras del Palau. Por lo demás, todo el mundo contento. Dos horas y media de concierto y fin de fiesta con su célebre 'Spain', la única pieza de jazz fusión de la historia que se podría considerar un “hit”.

Chick Corea nunca falla. Cuarenta años atrás ya pisaba Barcelona al frente de la banda Return to forever presentando la que entonces era una música rompedora, mezcla de jazz, de rock y de rítmica latina. Hoy ese sonido ya tiene más pasado que presente pero se diría que Corea llegó a la ciudad para no irse jamás. El del jueves era el concierto número 13 en el Festival de Jazz de Barcelona, y es fácil imaginar que no será el último. A los 76 años sigue tan ágil y preciso como de costumbre y por su expresión de felicidad en el Palau dar conciertos maratonianos debe ser su pasatiempos preferido.

Reencuentro clásico

Esta vez la cita era ideal para nostálgicos. El pianista se reunía con Steve Gadd, batería original de Return to forever y nombre de culto entre los devotos de la percusión: sus solos en discos clásicos de jazz rock son de los que se estudian en los locales de ensayo. Quizás Gadd ya no es el dios del trueno, pero aguanta bien el ritmo de Corea y su potente sexteto.

Con las luces de la platea encendidas, como si quisieran quitarle trascendencia al concierto y darle un aire de encuentro entre amigos, arrancaron con una versión de casi media hora de la fantasía latina 'Night streets', uno de sus mayores éxitos de los años setenta, con Corea, Gadd y el percusionista Luis Quintero armando una batucada que el público aplaudió como si fuera un bis. Cualquier otro se hubiera guardado el as para el final, pero Corea tiene cartas ganadoras para aburrir. Estrenaron títulos de su disco de reencuentro, 'Chinese butterfly', y revivieron algunos episodios de sus vivencias juntos, como una pieza inspiración barroca del disco de 1981 'Three quartets' y la canción que dió nombre a Return to forever, con el guitarrista Lionel Loueke desdoblado en cantante. Hace cuarenta años, esa música espesa y salvaje era la antesala a un mundo nuevo. El viernes en el Palau fue un plácido viaje al pasado.