SEMANA INTERNACIONAL DE CINE DE VALLADOLID

Los "valientes" refugiados de Ai Weiwei

Ai WeiWei, en Valladolid, donde presentó el documental sobre los efugiados 'Marea negra'.

Ai WeiWei, en Valladolid, donde presentó el documental sobre los efugiados 'Marea negra'. / periodico

Olga Pereda

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Ai Wewei, artista cuya única bandera es la beligerancia política, ha pasado un año recorriéndose 23 países para grabar a los refugiados, seres en tierra de nadie que esperan vivir dignamente en algún sitio algún día. El resultado es 'Marea humana', un abrumador documental con el que el creador chino más influyente de la actualidad quiere lanzar un grito en contra de los políticos, las instituciones y las personas de la calle que se cruzan de brazos ante semejante crisis humanitaria.

En el festival de Venecia, la película pateó el hígado de algunos críticos, que injustamente le acusaron de narcisista. El artista aparece en algunos planos, se hace un par de 'selfies', conversa con los refugiados, se corta el pelo con ellos y se intercambia de manera simbólica el pasaporte. Esas imágenes, sin embargo, son mínimas dentro de un filme de casi dos horas y media que nos muestra lo que solemos ver durante cinco minutos en el telediario.

"No me siento superior"

"¿Narcisista? Eso es una visión equivocada. Esto no es una película de ficción, ni tampoco de humor negro. Es un documental y mi presencia le da un toque realista. No me siento superior a los refugiados sino una parte de ellos", sentencia Ai Weiwei (Pekín, 1957) en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), donde se acaba de proyectar el filme. El artista -que en sus años mozos estudió cine- quiere que el público empatice con los refugiados y que no vea solo su dolor, sino su esperanza. No son muy distintos a nosotros. Son personas que quieren "vivir, trabajar y dar educación a sus hijos". Son “valientes”. Si las autoridades siguen sin hacer nada por ellos, "el mundo será cada vez más corrupto", concluye el activista, cuyas potentes y radicales obras se han expuesto en la Tate Gallery, la Bienal de Venecia, la Documenta de Kassel o las calles de Nueva York, donde acaba de instalar jaulas gigantes para denunciar la crisis migratoria.

'Marea humana' -con impresionantes planos cenitales de los campos de refugiados- se fija mucho en los niños, en cómo juegan en mitad de la miseria que les rodea. Ai Weiwei se identifica con ellos y se acuerda de su infancia, de cómo su padre, célebre poeta, fue acusado de no comulgar con el régimen maoísta y fue enviado a miles de kilómetros para limpiar letrinas inmundas. Enfermó y quedó ciego de un ojo. "Veo a los niños refugiados y me veo a mí mismo", comenta Ai Weiwei, que vive en Berlín y que ha llegado a calificar a China de "país sin verdad, justicia ni alma", una tierra que jamás ha aportado nada a la humanidad. Famosas son sus fotografías del dedo corazón en plena plaza de Tianamén.

"La democracia es mentira"

'Marea humana', que se estrenará en España en abril, no mete sus cámaras en China. Tampoco en Sudamérica ni España. Pero sí en Siria, Grecia, Irak, México, Kurdistán y Birmania, donde la situación de los 'sin tierra' roza el "genocidio". "Los refugiados son personas, tienen derechos. Y si no podemos solucionar esta crisis, la democracia es una mentira", sentencia el creador.

Vestido con una sencilla camisa azul, Weiwei no llega a la Seminci acompañado de un séquito. No se separa de su traductor ni del móvil, con el que hace fotografías a los periodistas y las sube a sus redes sociales, ámbito que domina. Él es, de hecho, su mejor publicista. ¿Hay algún otro artista que organice una exposición con las radiografías de su cráneo golpeado? Su estudio de Shanghái fue demolido y él lo filmó tras organizar un banquete para celebrarlo. Ha sido juzgado por delitos fiscales, prostitución y bigamia. Durante tres años no pudo salir de su país. Así que cuando le preguntan si él mismo se siente cómo un refugiado, la respuesta está clara: "Sí".

"Debe primar el diálogo y no la represión en Catalunya"

Ai Weiwei

— Artista y activista

Preguntado sobre la situación actual en Catalunya, Ai Weiwei ha dejado claro que "debe primar el diálogo y no la represión". "Hay que respetar las identidades culturales y lingüísticas. El problema se puede aplacar ahora, pero si no se soluciona volverá a aparecer", ha zando el artista, que ha aprovechado el 'tiempo libre' que le daba la traducción del chino al castellano para fotografiar todo lo que veía. También para comerse unas patatas fritas.