CRÍTICA DE CINE
Crítica de 'La pell freda': el faro del fin del mundo
A la adaptación de la novela de Sánchez Piñol le falta algo más de misterio y de tensión más allá de la que aparece en los salvajes ataques nocturnos
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
La adaptación cinematográfica de la novela de Albert Sánchez Piñol navega entre dos aguas. Su director es Xavier Gens, uno de los realizadores que en la segunda mitad de la década pasada capitalizó la avanzadilla de un radicalizado cine fantástico francés junto a Pascal Laugier ('Martyrs') y Alexandre Bustillo-Julienm Maury ('Al interior'). La aportación de Gens, 'Frontière(s)', mezclaba 'gore' con cataclismo político, con la extrema derecha luchando por el poder y los protagonistas enfrentados a un grupo neonazi.
Las cosas han cambiado desde entonces. Ninguno de estos cineastas ha hecho una película tan buena como aquellas. Han probado la aventura anglosajona y ahora Gens rueda bajo pabellón español, aunque también en lengua inglesa. El resultado es un poco rompecabezas: el estilo más epidérmico del director francés, la novela de un escritor barcelonés, la ambientación en una isla perdida en medio de cualquier océano, producción española y francesa y, sobre todo, el conflicto entre unas reglas del fantástico que deben ser respetadas y un exceso de trascendencia.
Imágenes poderosas
Algunos aspectos básicos de la novela original, como la compleja relación física y emocional entre representantes de las dos razas, la humana y la anfibia, han sido sacrificados en aras de un tono más directo. Pero al mismo tiempo, Gens se aparta del género puro y duro e impone una tonalidad a veces pretenciosa.
Las imágenes de las criaturas, que surgen de entre los acantilados para escalar el espigado faro, son ciertamente poderosas, de lo mejor de un filme que funciona bien cuando apela a este terror e inquietud epidérmicos, sin florituras. Pero también es verdad que la evolución del conflicto entre las hordas anfibias y los pocos humanos que se hacen fuertes en el faro no está bien explicado del todo, y a la película le falta algo más de misterio y de tensión más allá de la que aparece en los salvajes ataques nocturnos.
- García-Castellón y Gadea dejarán sus plazas en la Audiencia Nacional y Pedraz sopesa hacerse con el juzgado del Tsunami, por Ernesto Ekaizer
- Airbnb aconseja a los propietarios que no anuncien las piscinas en sus alojamientos turísticos
- Vuelve Moisés a Pasapalabra: el concursante desvela los problemas que sufrió en el pasado y por los que tuvo que abandonar el programa
- El invierno vuelve por Sant Jordi: los meteorólogos alertan del fenómeno que nos espera la próxima semana en Catalunya
- La tiña se expande en Catalunya entre los adolescentes que se rasuran asiduamente la nuca en las barberías
- Olvídate de freír el huevo en la sartén: esta es la fórmula para hacer los mejores huevos fritos
- Liberada una mujer retenida en un piso de acogida para víctimas de violencia machista en Santa Coloma de Farners
- El río subterráneo más largo de Europa está en España: nadie conoce su nacimiento ni su desembocadura