CRÍTICA DE CINE

'Mal genio': directores y cineastas

Quim Casas

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'Mal genio' no es un buen filme, pero resulta una película interesante. Por el contexto histórico que refleja (el mayo parisino del 68) y los personajes retratados, Jean-Luc Godard y Anne WiazemskyJean-Luc Godard y Anne Wiazemsky, desde que se conocieron poco antes de rodar 'La chinoise' (1967) hasta su separación, cuando él se había embarcado en el cine político militante.

 Según la teoría de los autores practicada por la revista 'Cahiers du cinéma', de la que Godard fue estandarte, había directores y había cineastas. O lo que es lo mismo, realizadores discretos o correctos y grandes realizadores. Hazanavicius es un director. Godard es un cineasta. Que uno que pertenece a la primera categoría se atreva a hacer un biopic sobre uno que define la segunda no deja de ser un desafío entrañable, y como tal debe saludarse.

 Hazanavicius nunca hará una película tan buena como la peor de Godard y, sin embargo, se ha atrevido no solo a hablar del 'maestro' de la Nouvelle Vague, sino a reírse de él y presentarlo como un tipo engreído, despótico y malcarado (algo que por otro lado ya sabíamos), tanto en su faceta artística y política como en la relación con su compañera y actriz Anne Wiazemsky, fallecida hace justo una semana.

 Pero además de retratar a los personajes, Hazanavicius utiliza el estilo godardiano: partición en capítulos, los personajes que hablan directamente a cámara, la publicidad, una escena de amor rodada en blanco y negro y con el tipo de montaje de 'La mujer casada' (1964). Louis Garrel llega a parecerse mucho a Godard. Stacy Martin no se parece a Wiazemsky, pero esa fidelidad física es lo de menos. Mal genio es también, además del intento de desacralización del mito, un filme sobre un tiempo de revoluciones no atendidas: "Que me haya equivocado no significa que no tuviera razón", es la frase de Godard con la que se cierra la película.