DECLARACIONES DEL ESCRITOR PERUANO

Vargas Llosa reclama "energía" al Gobierno contra el referéndum del 1-O

El novelista carga contra el 'procés' y el 1-O en la presentación de su último libro, 'Conversaciones en Princeton'

Mario Vargas Llosa, en la presentación del libro 'Conversaciones en Princeton'.

Mario Vargas Llosa, en la presentación del libro 'Conversaciones en Princeton'. / periodico

Juan Fernández / Madrid

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El novelista Mario Vargas Llosa ha aprovechado la presentación de su último libro, ‘Conversaciones en Princeton’ (Alfaguara), para cargar contra el referéndum del 1 de octubre y el proceso independentista catalán, que ha definido como “una enfermedad que desgraciadamente ha crecido en Catalunya”. En relación a la cita electoral, el premio Nobel ha señalado: “El referéndum no va a tener lugar. Es un disparate absurdo y un anacronismo que no tiene nada que ver con la realidad de nuestro tiempo. Espero que el Gobierno tenga la energía suficiente para impedir este golpe de Estado que se está gestando y que reciba la sanción que corresponde”.

Con un ensayo como el que hoy presentaba en sociedad, que gira entorno a los vínculos que existen entre la literatura, la política y la historia en su obra, la pregunta sobre la situación de Catalunya era obligada, y el escritor no ha rehuido la cuestión. “Yo quiero mucho a Catalunya”, ha declarado antes de recordar que en la década de los 70 vivió cinco años en Barcelona y afirmar: “En la Barcelona de nuestros días no reconozco a la de aquella época. Por entonces era, de hecho, la capital cultural de España y se convirtió en el puente donde se encontraron de nuevo escritores españoles y latinoamericanos que se habían dado la espalda a lo largo de 40 años”.

"No conocí ni un nacionalista"

En su retrato de la Catalunya que descubrió hace cuatro décadas, Vargas Llosa se ha detenido en el trasfondo político de aquel momento y ha subrayado la poca presencia que por entonces tenía el nacionalismo. “Estaba completamente marginado. Yo no conocí ni un nacionalista en los cinco años que viví en Barcelona. Parece una broma, pero no lo es. Tenía muchísimos amigos catalanes que pensaban que el nacionalismo era algo anticuado y anacrónico y que los nacionalistas eran unos viejecitos reaccionarios a los que no había que tomar muy en serio porque vivían en el pasado”.

Conversación sobre cinco de sus obras

El nuevo libro de Vargas Llosa es una larga conversación con el catedrático de literatura hispanoamericana Rubén Gallo a partir de las sesiones que el novelista mantuvo durante el primer semestre de 2015 con una quincena de estudiantes de la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey, donde descansa su archivo personal.

En la charla, el escritor desvela los entresijos creativos de cinco de sus obras más pegadas a acontecimientos políticos, como ‘Conversación en La Catedral’ o ‘La fiesta del Chivo’, y distingue el oficio del periodista, que cree que debe ser neutral en la descripción de los hechos, del trabajo del novelista, que tiene libertad para recrear la realidad sin que esto le reste verosimilitud. “La obra de Tolstoi ha prevalecido explicando las guerras napoleónicas de Rusia por encima de todos los libros de historia”, puso como ejemplo. En su opinión, “un escritor con talento puede cambiar la historia a través de su imaginación”.

No veo mucho las redes sociales, pero cuando lo hago me quedo horrorizado con el uso del lenguaje

Lejos de confundir su profesión con la del notario, Vargas Llosa ha defendido siempre la toma de posición del intelectual ante los conflictos históricos y ayer se puso a sí mismo, y a los de su generación, de ejemplo. “En aquellos años, los autores latinoamericanos de mi época nos sentimos políticamente comprometidos porque vivíamos rodeados de dictaduras. Hoy solo quedan en Cuba y Venezuela, en el resto de Latinoamérica hay democracias, aunque muchas sean imperfectas. Esto ha llevado a la desmovilización política del intelectual”, comparó.

En su opinión, hoy los intelectuales deben dar la batalla en otros frentes, como la que se libra con las nuevas herramientas de comunicación. “No veo mucho las redes sociales, pero cuando lo hago me quedo horrorizado con el uso del lenguaje. Es la negación de la literatura. Si esta desaparece y la reemplaza esa especie de caricatura de la lengua que vemos en las redes, nos convertiremos en monos”, pronosticó.