Madrid, el puente hacia el recuerdo de John Berger

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Jessica Martín

John Berger fue arte y fue poesía durante noventa años, que son los que tardó en apagarse su luz, tan cálida como el homenaje que este viernes le rinden numerosos amigos en Madrid a raíz de la publicación de una edición ilustrada de su libro "más íntimo": "Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos".

Cuando la ilustradora madrileña Leticia Ruifernández propuso a Diego Moreno -responsable de la editorial Nórdica- trabajar en una obra ilustrada sobre Berger, al que ambos admiraban, no sabía que ese sería el último año de vida del autor.

Sin embargo, aunque lamenta no haber podido enseñarle el resultado a quien fue su amigo -y nació cincuenta años antes que ella- se muestra ilusionada al descubrir que, en los últimos meses, "todos los astros se han alineado".

Lo que solo iba a ser el relanzamiento en versión ilustrada de una obra que llevaba treinta años sin publicarse en España se ha convertido, explica en una entrevista con Efe, en un "puente" entre amigos del escritor.

"Es el primer libro que conocí de John y es el que me marcó. Vuelvo a él y cada vez me dice cosas diferentes", señala la ilustradora sobre el trabajo que ella percibe como el "más íntimo" de cuantos escribió el británico y en el que se unen su trabajo ensayístico sobre el arte con la riqueza emocional de su narrativa y su poesía.

Con ella coincide Moreno, que considera que "Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos" es esa obra "rara" en la que Berger "se desnuda como en ninguna otra" porque recoge su "espíritu" -el del poeta, narrador, dibujante y crítico de arte- y también el de "un tipo que generó muchos vínculos con gente muy diversa".

Por eso, en la profundidad de unas páginas que ahora están marcadas por el color de las acuarelas y la negrura de la tinta china puede estar, añade, la "puerta de entrada" al universo del autor.

Plasmarlo de forma ilustrada fue para Ruifernández un verdadero "reto", pero durante el proceso de creación contó con la mirada del hijo de Berger, el también artista Yves Berger, que fue aprobando con entusiasmo cada una de las ilustraciones.

Todas ellas quedarán recogidas en una exposición que se inaugura hoy en el espacio Panta Rhei de Madrid y que llega como el tercer homenaje al escritor de los tres que se han ido gestando poco a poco.

"Yves me dijo que venía en España en septiembre y justo Ramón Vera, que es el traductor de John y un gran amigo suyo, me comentó que también venía en esa fecha. Yo les dije 'vamos a montar algo, vamos a montar un homenaje'", revela la pintora.

Así es como el libro sirvió, en palabras de Moreno, como el "detonante" del encuentro que tendrá lugar el viernes en el Círculo de Bellas Artes, por el que pasarán pintores, cineastas, escultores, periodistas, escritores, traductores, editores, bailarines, ilustradores y músicos que fueron amigos de Berger.

Entre ellos, la cineasta Isabel Coixet, los periodistas Juan Cruz y Gervasio Sánchez, el escritor y también periodista Manuel Rivas -autor del prólogo de la nueva edición-, quienes estarán acompañados también por el hijo del artista.

"No vas a homenajear a una persona extraña, vas a homenajear a un amigo que nos ha enseñado a mirar, a vivir", añade la artista, que cree que, por ese motivo, la lista de participantes en el acto en recuerdo del autor de "G." (1972) "no ha parado de crecer".

Así, llegarán a Madrid amigos procedentes de Galicia, País Vasco o Cataluña que comparten el mismo "amor" por Berger, cuya figura, subraya Ruifernández, "no era como la de cualquier otro literato" porque él, además, "era un ejemplo de coherencia, de vitalidad, y de energía".

También era, recalca, "una persona que nunca se ponía por encima del otro", que siempre quiso "colaborar" con otros artistas y que creaba muchas "redes".