Un exuberante Día de Brasil

Si el año pasado el Día de Brasil en Barcelona lo protagonizó un músico, Lenine, que bien podía representar el flanco más explorador de la música popular del país, en esta ocasión la organización confió en sendas voces de corte tradicional, Mariene de Castro y Anastácia, la 'reina del forró'. Sesiones de baile suave pero implacable en el clímax de la 9ª edición de esta fiesta musical que conmemora el aniversario de la independencia del país suramericano, el 7 de septiembre de 1822.

El Día de Brasil se celebró en años anteriores en el Moll de la Marina (Port Olímpic) y el parque del Fòrum, y esta vez fue el Poble Espanyol, un espacio más acotado y recogido, el que se lleno de los tonos 'verde-amarelo' asociados a este país-continente, de exuberante bagaje musical y rítmico, que cuenta con unos 5.000 conciudadanos residiendo en Barcelona. Una buena parte de ellos estarían en el recinto de Montjuïc, que durante algunas horas se convirtió en algo así como la plaza mayor de un pueblo del noreste brasileño entre caipirinhas que iban y venían y puestos de 'pão de queijo'.

Frondosidad y sencillez

En el tramo final de la jornada, dos 'vedettes'. Mariene de Castro brindó sus frondosas incursiones en la samba y el maracatú envuelta en una numerosa banda con guitarras, 'cavaquinho', acordeón y tres percusionistas. Hablamos de una estrella cuyo último disco, 'Colheita', el tercero de su trayectoria, lanzado por una multinacional, incluye colaboraciones de Maria Bethânia y Jaques Morelenbaum, y que ilumina el escenario con su presencia y su voz imponente. Se puso el recinto en el bolsillo con su 'medley' de samba de roda, sus citas a Dorival Caymmi e hitos de su trayectoria como 'Oxóssi' y 'Ponto de nanã'.

Y cerrando la noche, un prodigio de conexión popular con los mínimos ingredientes. Anastácia, desde Recife, puso a bailar el Poble Espanyol capitaneando un sencillo trío con los instrumentos ortodoxos del forró: el acordeón, el triángulo y el pequeño tambor conocido como zabumba. La actuación de esta querida figura popular, de 76 años, se integró en su primera gira por Europa en cerca de seis décadas de carrera, y su pase fue un conducto hacia las esencias de la música concebida como experiencia colectiva a través del baile.

Sin aires de diva, con aspecto de señora de su casa que cautiva con su canto al patio de vecinos, Anastácia encadenó sin descanso y sin urgencia una canción con la otra, piezas como 'Lá vai forró', 'Sanfona sentida' y 'Forró do biu', algunas heredadas de su larga asociación con el músico y compositor Dominguinhos, el que fuera su marido, fallecido en el 2013. Una voz con ángel, precisa y cercana, que envolvió con vivacidad, romanticismo y brotes de melancolía el fin de fiesta del Día de Brasil.