FESTIVAL DE VENECIA

Kechiche echa un pulso a sus detractores

El director de 'La vida de Adèle' reincide en el voyeurismo con 'Mektoub, My Love: Canto Uno', historia de un mirón

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zentauroepp39994342 director abdellatif kechiche 2nd to l poses with actors al170907200547 / REUTERS / ALESSANDRO BIANCHI

Nando Salvà / Venecia

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Cuando estrenó la magnífica 'La vida de Adèle' (2013), al franco-tunecino Abdellatif Kechiche le llovieron las críticas de quienes consideraban que las largas y explícitas escenas lésbicas de la película no reflejaban en realidad sino las fantasías voyerísticas masculinas acerca del sexo entre mujeres. La película con la que Kechiche ha presentado hoy su candidatura al León de Oro, 'Mektoub, My Love: Canto Uno', parece ser en parte una reacción –quizá confesional, quizá desafiante- ante esas acusaciones. Después de todo, en buena medida es la historia de un mirón.

Su protagonista, Mektoub, es un joven amante del cine y aficionado a la fotografía que parece diseñado como alter ego del director. A través de él la película nos invita a pasar unos días de verano en un pueblo costero, en compañía de un nutrido grupo de chicos y chicas que, como todo hijo de vecino a su edad, se relacionan entre sí según el dictado de sus hormonas. Y la red de cotilleos, celos, flirteos y magreos que Kechiche teje a partir de esa premisa es puro trabajo de orfebrería.   

Escotes y nalgas

Sin embargo, lo que todo el mundo comenta ahora mismo en la Mostra son las numerosas escenas en las que Kechiche pone a sus jóvenes y bellas actrices a chapotear en el agua o a hacer 'twerking' en la discoteca mientras su cámara corre de una a otra como un perro hambriento, a olisquear los escotes y las nalgas en movimiento, y mientras Mektoub se pasea por la esquina del plano observante y con una actitud que mezcla la perplejidad y la superioridad moral. De haber sido menos frecuentes –y de haber tenido en cuenta los cuerpos masculinos— esas escenas habrían ilustrado perfectamente el retrato que la película propone. En su forma y su proporción actual, esencialmente cargan de razones a quienes consideran a Kechiche un salido.