CRÍTICA

Quartet Casals, tocado por la emoción

La formación inició con rotundo éxito en Vilabertran su maratón Beethoven y homenajeó a las víctimas de los atentados con 'El cant dels ocells'

Abel Tomàs, Arnau Tomàs, Vera Martínez y Jonathan Brown, miembros del Quartet Casals.

Abel Tomàs, Arnau Tomàs, Vera Martínez y Jonathan Brown, miembros del Quartet Casals. / periodico

César López Rosell

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Fue una noche muy especial para el Quartet Casals y los seguidores que se dieron cita en la Schubertiada de Vilabertran para asistir al inicio del proyecto de más envergadura de la formación catalana: la interpretación por primera vez en su carrera de la integral de los cuartetos para cuerda de Beethoven. El que, sin duda, es uno de los acontecimientos musicales de la clásica del verano no pudo abstraerse del impacto de los atentados de Barcelona y Cambrils y tras la magistral recreación de las obras seleccionadas para abrir la maratón de los cinco conciertos programados, el violinista Abel Tomàs expresó la emoción que sentían por enfrentarse a este reto, pero también la tristeza por la tragedia.

"Es una velada muy emotiva para nuestro grupo por lo que significa este reto, pero estamos muy afectados por lo ocurrido y queremos dedicar un pequeño homenaje a las víctimas de unos hechos que nos han tocado tan de cerca", anunció el violinista Abel Tomàs en nombre de sus compañeros. Sin mediar más palabras, violines y viola introdujeron y arroparon al conmovido violoncelista Arnau Tomàs en la interpretación de 'El cants dels ocells'. La recreación de la pieza que universalizó Pau Casals incrementó aún más el sensible clima que había dejado la ejecución de las obras de Beethoven.

Actuación ejemplar

Después de haber ofrecido, el día antes en Holanda, el mismo programa inicial de la integral, el Quartet Casals llegó muy rodado para iniciar su gesta. Con tres cuartetos, pertenecientes a las diferentes etapas creativas del genio de Bonn en este formato, los componentes de la agrupación demostraron, en todas las facetas de la ejecución y de la conexión con el pensamiento del compositor, que han llegado al momento óptimo de madurez para acometer esta colección considerada como una de las cumbres de la música.

Los cuatro artistas ofrecieron una actuación sin mácula, de una compenetración  y capacidad de comunicación del sentido último de la sonoridad musical ejemplares, algo que les coloca definitivamente entre los grandes referentes internacionales en el género. Bastó el inicio del 'Allegro con brio' del 'Cuarteto num. 1 en fa mayor, opus 18/1', con el lirismo del violín de Abel Tomàs en perfecto diálogo con el de Vera Martínez y  el atentísimo respaldo de Arnau Tomàs y el viola Jonathan Brown, para comprender que seríamos testigos de una velada excepcional.

Público en pie

Los gestos de concentración, las miradas de complicidad entre ellos, la pulsión de los arcos sobre las cuerdas para extraer el sentido de cada nota y hasta los silencios mostraron cuál ha sido la intensidad de su debate interno para llegar a la edificación de una versión con su propio sello de estas obras de Beethoven. Fue una actuación pletórica de virtuosismo y dominio técnico pero también de emoción, una exhibición en toda la regla, acentuada en los momentos de magia de los movimientos lentos.

Del primera obra de la serie de los opus 18,  el grupo dio el salto a otra de los de la segunda etapa creativa, el 'Cuarteto  9 en do mayor, opus 59/3' de dimensiones más sinfónicas pero con una base armónica más sólida. La excelente ejecución les incitó a enfrentarse a la densidad del 'Cuarteto 14 en do sostenido menor, opus 131', perteneciente al último legado de un Beethoven en el que cada pieza tiene una personalidad propia. Su impecable resolución puso al público en pie entre incesantes bravos.