ESTRENOS DE CINE

Un 'Rey Arturo' sin vergüenza

Guy Ritchie pone el clásico medieval patas arriba en una verbenera versión con Charlie Hunnam y Jude Law

Charlie Hunnam y Jude Law, en una imagen promocional de 'Rey Arturo: La leyenda de Excalibur'.

Charlie Hunnam y Jude Law, en una imagen promocional de 'Rey Arturo: La leyenda de Excalibur'.

Beatriz Martínez / Madrid

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Hay muy pocos directores capaces de elegir cualquier tema o personaje, darle la vuelta totalmente, llevárselo a su terreno y transformarlo de forma radical tras pasarlo por el filtro de su personalidad cinematográfica hasta que ni siquiera seamos capaces de recordar cuál es su origen histórico, literario o tradicional. Es decir, hacer absolutamente lo que le venga la gana y salir (más o menos) victorioso de una jugada que es casi un salto al vacío.

Guy Ritchie es uno de ellosGuy Ritchie . Su sistema nunca ha sido demasiado ortodoxo, parece como si se divirtiera reventando los cimientos de su objeto de estudio, haciéndolo saltar por los aires y recogiendo los pedazos para volver a reconstruirlo a su desquiciada manera. El resultado suele conllevar la pérdida de todas las señas de identidad con las que se había incrustado en el imaginario colectivo a cambio de dotarlo de una nueva dimensión contemporánea.

Eso es lo que hizo con Arthur Conan Doyle en su díptico sobre el personaje de Sherlock Holmes, desestructurar todo su rico universo detectivesco y convertirlo en un carnaval lúdico con estética retrofuturista y espíritu 'nerd'. Ahora vuelve a repetir la jugada poniendo patas arriba otra figura clásica como es la del rey Arturo y toda la iconografía que las leyendas célticas medievales han establecido a su alrededor, con el mago Merlín, la mesa redonda, Ginebra, la espada Excalibur y el reino de Camelot a la cabeza.

Olvídense de todo lo que hayan visto antes, como las versiones de Richard Thorpe, de John Boorman y de Antoine Fuqua. El rey Arturo 'made in' Ritchie es otra cosa, tiene un aliento más juvenil, es más bronca y burda, un cruce inesperado entre 'Snatch: cerdos y diamantes' y 'Juego de tronos' a ritmo de verbena.

Marca de la casa

Porque, como no podría ser de otra manera, volvemos a encontrarnos aquí con el montaje hiperacelerado marca de la casa y una cámara desequilibrada que parece no tener límites a la hora de captar el movimiento desde todas las angulaciones posibles. Ritchie se divierte situándola en los lugares más insospechados, componiendo 'set pieces' de acción que se rigen por el principio de la anarquía estilística, la locura formal y el macarrismo ilustrado, elementos que nos recuerdan constantemente que aquí hemos venido a que nos explote literalmente la cabeza.

La crítica y la taquilla de Estados Unidos han tenido poca piedad con este desenfrenado ‘mash-up’ al borde del delirio

Todo ocurre muy rápido, nada tiene mucho sentido. Los personajes se mueven por instintos básicos y las reglas no están escritas. Hay elefantes gigantes, hechizos esotéricos, maldiciones terribles, monstruos marinos que funcionan como oráculos. Y también vikingos y otros elementos que se encuentran a medio camino entre el anacronismo y el imperio del capricho. Todo vale y todo está bien en el 'mash-up' al borde del delirio de Ritchie. 

Partida perdida

Pero se trataba de una partida bastante complicada de ganar. El género histórico-épico resulta demasiado caro si se quiere hacer bien y no siempre se obtienen con él los beneficios en taquilla deseados. Si no, que se lo digan a producciones recientes como 'Ben-Hur' (2016) o 'Pompeya' (2014). 'Rey Arturo: La leyenda de Excalibur' ha costado más de 175 millones de dólares (al cambio, unos 150 millones de euros) y su primera semana de apertura en los cines norteamericanos ha sido más discreta de lo esperado. Un auténtico chasco para el que se perfilaba como uno de los grandes espectáculos veraniegos de la temporada.

En realidad, no es que Ritchie haya perdido facultades. Sigue siendo un director con una potencia visual arrolladora, capaz de componer transiciones temporales tan magistrales como la que nos lleva del Arturo niño al Arturo hombre, y sus virguerías formales siempre dejan con la boca abierta. Pero la crítica no ha tenido piedad. Es como si se la hubiera estado guardando tras ese paréntesis refinado que supuso 'Operación U.N.C.L.E.' (2015).

Héroe y villano

Aunque a Ritchie no le importan estos ninguneos, y mucho menos al héroe de la función, el siempre disciplinado Charlie Hunnam, que no es que haya demostrado ser precisamente un imán para la taquilla (recordemos 'Pacific Rim'). Su sueño era protagonizar este papel porque 'Excalibur' de Boorman es una de las películas favoritas de su niñez. Así que, finalmente, se impuso a otras opciones de Ritchie como las de Kit Harington y Colin Farrell, y dotó al personaje de una buena carga de chulería, músculos y virilidad, elemento imprescindible en todas los filmes del británico.

Aunque el auténtico rey de la función es el siempre carismático y refinado Jude Law, que parece encarnar la versión masculina de la bruja de Blancanieves. En la película interpreta a Vortigern, el pérfido tío de Arturo y el reverso tenebroso y exquisito de esta fantasía bizarra en la que incluso hay un papelito para David Beckham.