CRÍTICA DE CINE

'La hora del cambio': una sátira poco sutil

La comedia de Salvatore Ficarra y Valentino Picone intenta recuperar el aliento de la tradición de los los 50 y 60 pero anda falta de mordiente

Quim Casas

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La hora del cambio intenta restituir la comedia popular italiana, uno de los géneros de más éxito que vivió esta cinematografía en los años 50 y 60. Pero aunque tienen buen ojo para las situaciones cotidianas, los personajes tan torpes como entrañables y el sarcasmo político, Salvatore Ficarra Valentino Picone, también coguionistas del filme y sus actores principales, carecen en su quinto trabajo conjunto del mordiente e ironía de Mario Monicelli, Pietro Germi o Dino Risi; están más cerca del atribulado Roberto Benigni que de los clásicos de la 'commedia all’italiana'.

Ficarra y Picone interpretan a dos jóvenes colaboradores de un par de políticos que se enfrentan por la alcaldía de una pequeña localidad siciliana. El alcalde que lleva años en el cargo, de talante conservador, explica su programa por las ondas radiofónicas mientras los directores del filme nos muestran imágenes de la ciudad repleta de bolsas de basura, socavones en la calle y un exceso de tráfico.

No es la manera sin duda más sutil de reírse del personaje. Casi toda la película funciona de esta manera, con secuencias de choque de un humor grueso. Pero el candidato progresista tampoco es un dechado de virtudes. La cinta pretende reírse de todo y de todos aunque le falta el tono cínico y corrosivo para que el poder político salte en mil pedazos y el conjunto no quede como una comedia simplemente simpática.