CRÍTICA DE CINE

'Reparar a los vivos': Latidos compartidos

La cineasta belga logra, en 'Reparar a los vivos', extraer lecturas esperanzadoras de lo trágico

Nando Salvà

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La nueva película de la belga Katell Quillévéré utiliza el viaje de un corazón humano del cuerpo de un joven al de una mujer para contemplar con delicadeza las vidas de todos aquellos afectados por tan repentina transacción. Semejante premisa bien podría haber degenerado en el típico relato 'new age' sobre cómo la muerte engendra vida, pero en lugar de eso la directora prefiere meditar sobre la ineludible fragilidad de nuestra existencia al tiempo que reconoce la fuerza que las conexiones entre humanos proporcionan. Y lo hace sin recurrir a las estrategias sentimentales típicas del melodrama, reconociendo que las realidades materiales de la muerte son parte consustancial a nuestra vida, y logrando extraer lecturas esperanzadoras de lo trágico.