"Punto de fuga", de Eulalia Gázquez, una irónica crítica de la sociedad

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En geometría, un punto de fuga es aquel en el que convergen líneas oblicuas y hacia el que se dirige toda la atención, y la periodista Eulalia Gázquez (Almería, 1958) ha elegido para su primera novela esa forma de "poner el foco" en los asuntos de la sociedad actual que le parecen merecedores de crítica.

Gázquez, que ha trabajado en ABC, El Sol y RTVE, propone en "Punto de fuga" dos planos de acción muy distintos: el que se desarrolla con el dios Pan desde el monte Abantos, en El Escorial, y el que está a pie de acera, en la cotidianeidad más absoluta.

"Punto de fuga" (Alhulia) entrevera los esfuerzos del dios por no perder sus líneas oblicuas para enfocar lo que le interesa y retazos del pasado protagonizados por Felipe II en su monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Esas vueltas y revueltas al pasado las engarza con lo que sucede frente al imponente complejo escurialense en la actualidad, una yuxtaposición de planos que le permite a la autora sostener que da un poco igual lo que se haga, porque "la historia se repite una y otra vez".

"Pan se divierte viendo cómo los hilos que mueven sus vidas les conducen una y otra vez, a lo largo de los siglos", a caer en los mismos errores: "Todas las historias humanas son reiteraciones de acontecimientos, de emociones y de sentimientos", señala la cubierta del libro.