Belle and Sebastian, en el palacio del pop

El grupo escocés ofreció en el Festival de Pedralbes un delicioso recorrido por sus dos décadas de trayectoria y adelantó una canción de su próximo disco

Un momento de la actuación de Belle and Sebastian, con Stuard Murdoch en el centro.

Un momento de la actuación de Belle and Sebastian, con Stuard Murdoch en el centro. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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No teníamos ocasión de ver a Belle and Sebastian en Barcelona en un escenario que no fuera un macrofestival desde su paso por Razzmatazz en el 2004, y el mismo Stuart Murdoch se mostró sorprendido con el marco de los jardines de Pedralbes. “¿Esto es Barcelona?”, preguntó, casi frotándose los ojos, a la vista de la monumental fachada palaciega que tenía a sus espaldas.

Con Belle & Sebastian se hizo el pop, este domingo en Pedralbes, en su más esbelta expresión, un pop que aunque se sirva de refinados recursos instrumentales (eran diez en escena) nunca suena cargado ni pretencioso, más bien todo lo contrario. El grupo escocés anda ultimando un nuevo disco que debería salir a final de año, del que ofreció un adelanto, ‘Sweet dew lee’, una pieza más bien recogida, con teclados envolventes y estribillo largo y melancólico, que cantó el guitarrista Stevie Jackson. “Es la segunda vez que la tocamos en público”, informó.

PASEO TRANQUILO

Noche de recreación, pues, de los logros de esta banda representativa de la generación indie-pop surgida en los 90, con un Murdoch aparentemente recuperado de los problemas de salud que, hace año y medio, frustraron el concierto del 15º aniversario de Razzmatazz. Abriendo con la riqueza armónica de ‘Act of the apostle’ y adentrándose en piezas nunca sujetas a un patrón compositivo único ni portadoras de estribillos de manual, ofreciendo recorridos melódicos ingeniosos en ‘I’m a cuckoo’, ‘Seeing other people’, ‘The stars of track and field’… Murdoch, cordial, siguió bromeando con el Palau Reial (“¿quién vive ahí? ¿no será el rey de España, no?”) y se marcó un paseo por la platea, tranquilo, sin abrazos con los fans ni selfis, mientras cantaba ‘Piazza, New York catcher’.

En el flanco izquierdo del escenario, Sarah Martin al violín, la flauta travesera y la voz técnicamente mejorable, siempre simpática, con la que abordó ‘I can see your future’ antes de que el repertorio retrocediera hasta los primeros tiempos. “Esta es para los fans más antiguos de Belle and Sebastian. ¿Os acordáis de los epés?”, preguntó (retóricamente) a propósito de ‘I know where the summer goes’.

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La luz se impuso a los claroscuros emocionales cuando ‘Stay loose’ invitó al público a levantarse de las sillas y bailar camino de ‘Women’s realm’ y de la irrupción en escena de una veintena de fans para arropar ‘The boy with teh arab strap’ y ‘The blues are still blue’. Felicidad compartida y un suave fundido con paso en falso: tras ‘We are the sleepyheads’, con los graciosos coros de Martin, Murdoch hizo un amago de ‘Another sunny day’ boicoteado por la memoria. “Tengo problemas con las canciones antiguas. Me estaré haciendo viejo”, bromeó antes de cambiar el menú por ‘Judy and the dream of horses’, asegurándose el final feliz.