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El semillero de Marsé

El escritor Juan Marsé, en un restaurante de Barcelona.

El escritor Juan Marsé, en un restaurante de Barcelona. / periodico

ELENA HEVIA / BARCELONA

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Nuevo, o no tanto, libro de Juan Marsé en las librerías. Listo para ese Sant Jordi por el que no tiene un gran aprecio, pero cualquier excusa es buena para abordar la lectura del maestro. 'Colección particular' (Lumen) es el título de una selección de relatos realizada por el autor, nueve piezas revisadas a conciencia. La última de las cuales 'Conócete a ti mismo, Franz' es inédita. "Y las correcciones también lo son" asegura el autor con guasona inocencia, como para destensar el agobio que suele producirle el careo con los periodistas. "Porque no acaban de recoger bien lo que quiero decir o yo no acabo de explicarme bien", reconoce.

De ahí que para la ocasión se haya traido a un escudero, el crítico Ignacio Echevarría, que no tiene el menor empacho en afirmar que Marsé, que mira hacia otro lado con incomodidad, es "el mejor narrador que ha dado la literatura española en décadas". Y ahí la palabra clave es narrador -el que tiene el arte de contar- que no novelista, aunque sea esa faceta en la que se siente más cómodo. Echevarría aventura que si es así es porque Marsé trabaja sobre todo con la memoria, una señora “golosa y glotona” que tiene una mayor cabida "en las complejidades de la novela".

EL RELATO QUE FUE CHISTE

Quizá por eso, el Marsé cuentista no se ha prodigado especialmente. De los que se reúnen aquí, cuatro pertenecen a un libro de relatos -el único que publicó como tal, bajo el título de 'Teniente Bravo'- del que en esta edición se ha descolgado uno, 'Noches de Boccacio', una sátira despiadada al mundo de la Gauche Divine que a Marsé le parece un tanto obsoleto, más otros dispersos, con el añadido del reciente 'Noticias felices en aviones de papel'. La presente colección tiene un antecedente, los 'Cuentos completos', una edición exhaustiva a cargo de Enrique Turpin quien reunió en el 2002 muchas piezas que ahora Marsé ha desestimado. La mayoría de estos trabajos surgen de un encargo. ‘Teniente Bravo’, que a Echevarría le parece una obra maestra, fue durante muchos años una anécdota, un chiste con un tempo apabullante que al autor le gustaba contar y mejorar a petición de Jaime Gil de Biedma. Fue otro amigo, Manuel Vázquez Montalbán, quien le pidió que lo llevara al papel. “Va a resultar que yo nunca he escrito nada por iniciativa propia”, bromea el autor.

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El relato inédito, con algún que involuntario otro punto en común con ‘Encadenados’ de Hitchcock, tiene también la particularidad de que transcurre en Buenos Aires y muestra una de esas dobles personalidades que a él tanto le interesan. “Lo escribí porque Fernando Trueba me pidió si tenía alguna historia que se pudiera convertir en guion. Pero nunca llegó a leerlo porque nuestra relación se rompió cuando le dije que no me había gustado su adaptación de ‘El embrujo de Shanghai’”.

TALLER DE PRUEBAS

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Echevarría considera que algunos de estos cuentos funcionan como taller literario de novelas que vendrán más tarde. Es el caso de 'Parabellum', una especie de probatura de ‘La muchacha de las bragas de oro’, o del cuento ‘Colección particular’, alrededor de la figura de Capitán Blay, un personaje que había hecho ya un cameo en 'Ronda del Guinardó' (aunque luego Marsé lo eliminase) y que se completará gloriosamente en 'El embrujo de Shanghai'.

La curiosidad frente al escaso tránsito de Marsé por el formato cuento se redobla si se tiene en cuenta que él es el creador genuino de los 'aventis', historias inspiradas en la mítica de las películas de Hollywood y los tebeos combinadas con las historias familiares, que tanta importancia tienen en ‘Si te dicen que caí’ y en el cuento ‘Historia de detectives’ “Como no teníamos patinetes, de chavales nos contábamos historias como juego, de ahí que las recuperara años más tarde para contar una historia que desmentía la historia oficial”, explica el autor.

¿WOODY ALLEN LO LEYÓ?

La vertiente más gamberra, ese Marsé al que le gusta arreglar cuentas con las cosas que odia, se encuentra en el cuento 'El caso del escritor desleído', en el que un escritor accede a regañadientes a participar en una inane entrevista televisiva que culmina en la contundente declaración: “La televisión está creando una nueva especie humana, un mundo de opinantes mastuerzos y mirones descerebrados, adiposos e impotentes” en la que no es difícil imaginar al propio escritor. Lo que sigue en la narración es una idea, la del hombre que se va difuminando frente a los demás, y que sorprendentemente es la misma que Woody Allen utilizó en 'Desmontando a Harry', años más tarde. “A lo mejor me leyó”, dice divertido.

Pero lo más curioso, habida cuenta de que el libro será promocionado en Sant Jordi, es su final. Cuando el escritor acaba por desaparecer un 23 de abril. Lo que le lleva a Marsé a contar de nuevo una anécdota clarificadora y personal. De cuando una 'diada' firmaba libros en El Corte Inglés y le preguntaron un precio. Y cuando el resignado Marsé se lo dio a la señora. Esta dijo: “No, el libro, no. ¿Qué vale la mesa?”. No por vieja la historia deja de tener su miga.