Antonio Ortuño gana el Premio Ribera de Duero

El autor mexicano logra el galardón con la colección de cuentos 'La vaga ambición'

El autor mexicano Antonio Ortuño recibe el V Premio Ribera del Duero de narrativa breve en Madrid.

El autor mexicano Antonio Ortuño recibe el V Premio Ribera del Duero de narrativa breve en Madrid. / periodico

ELENA HEVIA / BARCELONA

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Por una vez, el mexicano Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976) ha hecho un paréntesis en los temas extremadamente violentos y escabrosos que pueblan sus novelas y a los que se ha visto obligatoriamente abocado por su vocación mexicana. Lo ha hecho con un libro de relatos, ‘La vaga ambición’ con el que ha ganado el Premio Ribera del Duero que convoca la editorial Páginas de Espuma y que con sus 50.000 euros es el mejor dotado en este formato.    

El libro protagonizado por un escritor esta concebido como una suerte de archipiélago formado por islas autónomas a manera de cuentos que juntos dibujan esa otra violencia más palaciega y mezquina que es la vida literaria. Un tema que se diría universal si Ortuño no tuviera a bien alardear, modestamente, de que en México siempre se pueden dar dos vueltas más a cualquier situación maliciosa. 

EL AUTOR Y EL CAMARERO

 Y hay grandezas, claro que las hay, en su exposición pero las miserias ganan por goleada: «Pienso en esas presentaciones a medio llenar, en los contratos leoninos, en los codazos de los colegas, en el sufrimiento y la humillación del aspirante a escritor, pero también del escritor ya formado. Lo que quiero es desacralizar esa figura». De ahí que quiera hablar de ella no como el magnate sensible sino mostrarlo en esa vida cotidiana que lo hace indistinguible de una camarero: «Y es que la literatura está en otra parte, no tiene nada que ver con todas esas grotescas frustraciones». 

Para ello, Ortuño ha echado mano de su propia experiencia, pero líbrele dios de intentar metaficción literaria, esos libros en los que el yo lo impregna todo. Lo suyo es más bien utilizar su vida para la ficción como lo hicieron Philip Roth o John Updike. «Cuando pienso en novelas como las de Knausgard lo único que me apetece es  bostezar. Yo quería que mi libro no condenara al lector a esa sensación horrible de tener que aguantar cómo un noruego te cuenta su puta vida en miles de páginas y al que solo quieres decirle: pero deja descansar a tu padre cinco minutos, por favor». Y es que como mexicano, Ortuño  considera que las ficciones nórdicas son un poquito pobres comparadas con « un país donde a la gente se le corta la garganta». ¿Hay que decir que ha sido y seguirá siendo un escritor punk? «The Clash llegó a tocar cumbias y hip hop y no por eso dejó de ser punk. Yo, pese a escribir sobre otras cosas, espero seguir siendo abrasivo e insolente». 

QUE LO ESCRIBAN LOS GRINGOS

A Ortuño le interesa sobremanera la política, de hecho, su próxima novela se centra en los desaparecidos. ¿Trump podría ser un buen tema para los escritores mexicanos? «Es tan vulgar que no me interesa  y no hay que perder de vista que la principal responsabilidad de escribir sobre él la tienen los putos gringos, porque fueron ellos los que crearon el problema», asegura expeditivo. 

 De todas formas conviene  en que el enemigo a batir no es el gigante que tienen en la espalda sino el propio gobierno mexcano. «Vaya por delante que yo jamás le daría la razón a Trump, pero México es un país espeluznantemente malvado en el que hay un arraigado racismo y clasismo que, curiosamente, no está tan alejado de la política de Trump». Y acaba en una conclusión desasosegante: «Trump hubiera podido ganar las elecciones también en México. Y en cierta medida eso hace que tengamos que repensar nuestro propio país».