ENTREVISTA

Julia Ducournau: "Quiero poner al espectador en contacto con su lado oscuro"

Tras deslumbrar en el último festival de Sitges, llega a la cartelera 'Crudo', su perturbador y emotivo retrato de una joven que se convierte en caníbal

julia ducournau

julia ducournau / periodico

JUAN MANUEL FREIRE / SITGES

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En su debut en el largo, la directora francesa  firma un relato iniciático marcado por algo más complicado que la pubertad: el canibalismo. 'Crudo' es cruda, pero también sofisticada, divertida y tierna. Tras deslumbrar en la pasada edición del festival de Sitges, acaba de llegar a las salas.

¿Por qué le atrae el canibalismo? A los caníbales se les suele tachar de monstruos, aunque no son vampiros ni hombres lobo. Pensé que sería interesante poner al espectador en la piel de uno de ellos, de alguien que se convierte en caníbal, y hacerles entender sus deseos, sus necesidades y también su miedo a ser como son. Conectar al espectador con su lado oscuro, y hacerle cuestionarse sus valores.

En la película, su heroína aprende a comer carne humana al tiempo que descubre su sexualidad. ¿Quería usar el canibalismo como metáfora de una carnalidad emergente? Para mí hablar de la sexualidad femenina era importante. Generalmente, en las películas se muestra la sexualidad de las mujeres, sobre todo adolescentes y jóvenes, como algo ligado al miedo, la duda; en algunos casos incluso la vergüenza. Si se filma una primera vez, se muestra esa sexualidad como pasiva. Y no, las cosas no son así, ese no es un buen retrato. Me interesaba mostrar una sexualidad femenina fuerte, sin vergüenza.

La mezcla de sensualidad y canibalismo puede retrotraer a 'Trouble every day', de Claire DenisNo fue una referencia. La he visto, obviamente. Creo que es una especie de hito en la historia del cine francés. Y aunque no la tuviera en mente, sin duda estoy siguiendo la historia creada por ella. Si Claire Denis no hubiera hecho esta película, ¿quién sabe si yo habría llegado a hacer esta?

A nivel formal, ha optado por una especie de naturalismo estilizado. Conversé mucho con Ruben Impens, mi director de fotografía. Al final llegamos a la idea de filmar las escenas de género, las gore, de forma muy realista; de lo contrario sería difícil creer en esta mutación. En contrapartida, quisimos dar alguna especie de giro a los momentos cotidianos o cómicos, ya fuera con la iluminación o los encuadres. Salir de la realidad aunque fuera solo un poco. Eso creaba una tensión, unas expectativas en el espectador.

¿Cómo fue el trabajo con el compositor Jim Williams, habitual de Ben Wheatley? La banda sonora era muy importante, sobre todo en la escena que cambia la vida de la heroína. Queríamos buscar un sentimiento de tragedia. Como si el destino cayera sobre sus hombros. Por eso usamos el órgano, un instrumento asociado a la iglesia. Da sentido de pecado, de mal, de algo más allá de todas las épocas.

Esa escena que menciona es impactante, pero 'Crudo' no se basa en el choque por el choque. No dejar de hablar de los desmayos y vómitos en el festival de Toronto es hacerle un flaco favor a la película. Estoy cansada del tema, para serle honesta. Es como si hablaran de otra película. Y tampoco es que en Toronto se montara un gran escándalo, la gente parase el tráfico y demás. Simplemente dos personas entre mil se sintieron mal.

Se podría insistir más, por ejemplo, en la emotividad de su retrato de dos hermanas. La relación entre dos hermanas es algo bellísimo. Es implacable y exigente y, al mismo tiempo, todo se perdona. Cuando hablas de dos hermanas, o también dos hermanos, puedes mostrarlos peleándose en una escena, queriéndose en la siguiente, y no hay necesidad de explicar qué ha pasado entre ambas. Todo el mundo conoce la intensidad de montaña rusa de una relación entre hermanos.