Peter Tieryas: "Es más plausible 'Un mundo feliz' que '1984'"

El escritor norteamericano ha escrito 'Estados Unidos de Japon', una mezcla de la distopía hija de Philip K. Dick y de la cultura pop japonesa

Portada de 'Estados Unidos de Japón'.

Portada de 'Estados Unidos de Japón'. / periodico

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Peter Tieryas, escritor y artista de efectos especiales en Dreamworks y Sony Pictures, publicó el pasado mes de marzo en EEUU 'Estados Unidos de Japón', una distopía situada en el mundo que imaginó Philip K. Dick en 'El hombre en el castillo', pero con varias décadas más de evolución tecnológica. De nuevo Japón y Alemania se reparten EEUU, y el imperio del sol naciente, con un emperador aún divinizado, controla a través de la Kempeitai, la políca militar, la Costa Oeste, donde décadas de colonización cultural y represión violentísima están transformando el pais. Dos policías imperiales, una japonesa y otro americano, buscan a un general que ha puesto un juego de simulación bélica al servicio de la resistencia local. A estos planteamientos de historia alternativa y distópica, en un momento en que la victoria de Trump ha disparado el interés por este tema, Tieryas, norteamericano de origen surcoreano, introduce elementos de la cultura pop: superrobots ('mechas'), videojuegos que pueden servir como instrumento de control o de rebelión, móviles, quimeras y venenos obtenidos por ingeniería genética... Tieryas contesta por correo desde California a nuestras preguntas.

¿Hasta qué punto le influyó 'El hombre en el castillo' ? Gran pregunta Para mí, ha sido más que una influencia personal. Philip K. Dick y yo asistimos a Berkeley, y ambos pasamos mucho tiempo en el área de la bahía, así que siempre sentí un vínculo especial con él. También me encanta la forma en que sus libros no se centran en los héroes o el protagonista de ciencia ficción típico, que podrías ver en una película de acción, sino más bien en un marginado, a menudo conflictivo, cuestionando su lugar no sólo en la sociedad sino en la realidad que les rodea. Sus personajes se sienten auténticos, a veces neuróticos, a veces grandiosos y siempre fascinantes. Lo más importante, suceden muchas cosas en su interior. En 'Estados Unidos de Japon' tuve que crear personajes que, en su mayor parte, tienen que esconder quiénes son realmente debido al estado autoritario en que viven. Así que una gran parte del reto al escribir el libro fue, ¿cómo puedo indicar que hay más detrás de su máscara social? Esa lucha entre el individuo y la sociedad, y lo que podrían insinuar sutilmente, se convirtió en una especie de danza kabuki entre los principales actores. 

Su libro está en la línea de otros títulos en los que el videojuego se vuelve real, como 'El juego de Ender' o 'Ready Player One'? Me encantó 'Ready Player One', pero en realidad no lo leí hasta que 'había acabado 'Estados Unidos de Japón'. Si hay una influencia de los elementos del juego tiene que deberse al tiempo que he trabajado en esa industrial. Estaba rodeado por algunos de los artistas y diseñadores más talentosos que he conocido, muchos de ellos figuras legendarias. Aprendí mucho sobre cómo se desarrollaron los juegos desde cero. También me sorprendió la cantidad de investigación de márketing que se dedica a ellos. Lo que realmente me fascina es la evolución que han tomado los videojuegos. No se trata de obtener puntos y premios, sino hacer elecciones morales (como en 'Mass Effect', donde tienes que decidir cuál de mis compañeros tiene que sacrificar su vida para que nuestra misión tenga éxito). Llegué a pensar: ¿y si alguien, en algún lugar, está tabulando mis elecciones y extrapolando mi carácter moral basado en lo que hice? ¿Podría un Gobierno vigilar a sus ciudadanos a través de los videojuegos? En menor medida, Google y Facebook ya rastrean los sitios que visitamos y nuestros hábitos de Internet, aunque principalmente con fines comerciales. ¿Qué pasaría si se usan para fines políticos? Eso me llevó por un oscuro agujero de conejo que se convirtió en el telón de fondo estructural de la novela.

¿Qué opina de la serie de TV 'Yhe man in the high castle'? Me encantó la primera temporada, me encantaron las elecciones que tomaron y cómo han ampliado la historia para hacerla aún más grande. Para ser completamente honesto, cuando empecé a escribir 'Estados Unidos de Japón' casi me detuve cuando anunciaron la serie de televisión en SyFy. Había empezado a escribirla porque leí que Philip K. Dick quería escribir una secuela, y también para rendir homenaje a lo que yo pensaba que era una de sus obras más subestimadas (de hecho, dejó de trabajar en la secuela porque encontró el material de investigación tan inquietante). Afortunadamente, SyFy lo canceló, así que continué. Unos meses más tarde, Amazon recuperó el proyecto, pero yo ya estaba lo suficientemente adelantado.

En su libro puede sentir claramente su interés en muchos aspectos de la cultura pop de Japón. Pero ... ¿hacían falta realmente los robots gigantes en su libro? En 'El hombre en el castillo' se menciona que los alemanes tienen colonias espaciales y construcción robótica para ayudar a la terraformación, pero los japoneses son más débiles. Quería nivelarlos. Hay muchos tópicos y estereotipos cuando se trata de la representar a personajes asiáticos en libros y películas que me resultan incómodos. Pero no estoy aquí para contestarlos. Solo quiero ser fiel a mí mismo y, con suerte, ofrecer una perspectiva más auténtica. Para mí, los 'mechas' representan la evolución final de los samurai y los super tanques que los japoneses estaban desarrollando hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. Una imagen en particular de un arma ferroviaria que los alemanes construyeron me convenció de que los 'mechas' podrían ser posibles. Pero tampoco quería que esto fuera un libro de 'mechas', sino tener esas máquinas gigantes como un símbolo del imperio. Si mira la portada, los ojos de la mayoría de la gente van al 'mecha', pero en la esquina inferior izquierda ves a Ben y Akiko mirando hacia arriba. La historia es acerca de ellos y su viaje y todo lo que se opone a ellos, representado por el gran 'mecha'.

En el libro, el imperio japonés comete en tierra americana crímenes de guerra tan terribles como la masacre que realmente se ejecutó en Nanking. ¿El Japón imperial merece una reputación no muy distinta de la de la Alemania nazi? El contexto en el que planteo la Masacre de Nanjing está en una secuencia de videojuegos en la que los jugadores tienen que evitar una horda de espíritus. De hecho, me sorprendió saber que la controversia en torno a la masacre gira más en torno al número de víctimas que sobre la tragedia en sí. Y es en ese contexto de revisionismo que Akiko reflexiona sobre el acontecimiento, preguntándose qué son los hechos históricos cuando pueden manipularse tan fácilmente. Lo menciono para recordar cómo en gran parte de las informaciones contemporáneas relacionadas con la guerra de Irak y los conflictos en Oriente Próximo lo que sucedió era muy distinto de lo que nos contaban. Muchos estadounidenses, incluido yo mismo, pensamos que la guerra de Irak había terminado cuando el presidente Bush dijo 'Misión Cumplida'. Poco sabíamos la mayoría de nosotros que la guerra estaba comenzando y que no había un plan sólido de reconstrucción. En ese sentido, me pregunté, con la violencia y el caos que ha ocurrido en la última década, ¿nosotros, como ciudadanos estadounidenses, compartimos una parte importante de esa responsabilidad? ¿O somos ignorantesy pasamos la culpa a otros? Este tipo de preguntas inquietantes son las que encontré difíciles de responder y juegan un papel temático importante en el libro.

A muchos historiadores, especialmente los de raíces marxistas, la historia alternativa les irrita. ¿Qué virtudes tiene esa narrativa del 'what if'? ¿Nos ayuda a ser conscientes de que cosas impensables pueden suceder, como una victoria de Trump? Creo sin ninguna duda que las historias alternativas nos ayudan a ser más conscientes de otras posibilidades y ver a nuestra propia sociedad de otro punto de vista, con la ventaja de no resultar didáctico. Las historias alternativas más exitosas son tan fascinantes cuando son capaces de hacernos cuestionar nuestra propia realidad bajo una luz completamente nueva. En ese sentido, mientras que personalmente me gusta más '1984' como novela frente a 'Un mundo feliz', encontré la realidad de esta última más plausible, con implicaciones inquietantes sobre el papel del placer en la sociedad. En nuestra sociedad actual, la política se ha convertido en una forma oscura de entretenimiento para muchos y con la difuminación de los hechos frente a la ficción, la realidad se vuelve más oscura, casi surrealista. En '1984' esa es una herramienta utilizada de forma consciente por el Estado, mientras que ahora mismo, parece un programa de televisión interminable donde la gente se pelea constantemente con sus opiniones en las redes sociales.

¿Entiende que la presidencia de Trump haya despertado el interés por distopías totalitarias como '1984'? Sé que gran parte de las noticias sobre la política actual es desoladora, pero la parte buena es que hay un profundo anhelo por parte de la gente de aprender más desde una perspectiva literaria, intelectual y filosófica. El sistema americano de controles está desempeñando un papel fundamental, y la política está resultando tan omnipresente que está encendiendo un profundo deseo de tomar conciencia. La policía del pensamiento trata de restrigir y controlar, y afortunadamente está sucediendo lo contrario. He mencionado '1984' antes y es fascinante porque de muchas maneras, creé a Akiko como resultado de mi gran curiosidad sobre la policía de pensamiento. La primera vez que leí '1984' en realidad me preguntaba quiénes eran y deseaba que hubiera más sobre cómo eran. ¿Cómo trabajaban? ¿Tenían dudas? ¿Cómo se creó? Hay un dicho atribuido a Takagi Takeo sobre Tokko, la policía secreta de Japón durante la Segunda Guerra Mundial: "Si dice 'Tokko', hasta los bebés que lloran se callarán". Uno de los dos co-protagonistas del libro, Beniko, tiene 39 años en homenaje a Winston, el protagonista de '1984', que tiene la misma edad.